Hay quienes no llegan nunca a valorar y querer lo que tienen, o un día tuvieron, incluso después de haberlo perdido.
Y hay quienes se apenan constantemente por lo sucedido, por "ese" punto de inflexión en un universo sentimental resquebrajado, muy probablemente, antes de "aquello". Si bien la capacidad de centralizar la culpa y de aminorar el resto de las fisuras existentes lo dotan de un protagonismo absoluto y lo convierten en un enorme lastre para sus portadores, que les dirige, sin aparente retorno, hacia una infelicidad absoluta, e impide la continuidad de flujo de una vida corriente...
El devenir de la existencia es esperado sin más y lógicamente llega repleto de sinsabores, pues un gran vacío ocupa la carencia de satisfacción (muy presente entre quienes no saben o pueden querer), y la enfermiza falta de alegría vital (sobre todo entre aquellos que opinan que cualquier tiempo pasado fue mejor).
Cuando a lo anterior se le añade reproche y una dosis de creatividad, los resultados pueden ser, desde el punto de vista artístico, realmente sorprendentes... lo que me confirma la relación directa entre la inspiración y esa cierta tendencia masoquista presente en naturaleza humana en mayor o menor cuantía...
We could have had it all...
You had my heart inside of your hand...
And you played it to the beat...
Berni.
Martes 31/1/12.
We could have had it all...
You had my heart inside of your hand...
And you played it to the beat...
Berni.
Martes 31/1/12.
Pequeñas pinceladas para hacernos pensar mucho tiempo.
Me has recordado a Frida Khalo y porqué el arte es en muchas ocasiones el salvavidas al que aferrarse para sobrevivir.
Hermosa música.
Saludos.
Frida Khalo tuvo una vida colmada de pasión y "extremismo" en muchos sentidos:
en sus relaciones afectivas, en la enfermedad y las penurias físicas que le acompañaron desde muy pequeña, y sobre todo tras aquel fatídico accidente que la marcó para siempre. Su estilo pictórico tan particular es puro reflejo de lo que sentía, y como bien dices, fue para ella un auténtico salvavidas.
Un abrazo, Javier.