Ojalá sufriera una amnesia temporal o fuera posible un repentino salto en el tiempo. No deseaba olvidar todo de un plumazo, lo cual resultaba poco factible aunque finalizara hasta el último de sus días, pero bien sabía que el transcurso de los años ejercería su efecto mitigante sobre el dolor y las pasiones, y dicha consecuencia era lo que necesitaba sentir en momentos de desesperación como aquellos.
Las circunstancias desencadenantes de la ruptura le resultaban aún confusas, y hasta los recuerdos que en un tiempo fueron agradables, se volvieron incoherentes y tormentosos, siendo el alimento principal de un estado semipermanente de aturdimiento, y del que a duras penas lograba salir...
En su rutina diaria nunca hubo gritos, desprecio, malas contestaciones, miradas recelosas, o motivos para odiar, sino más bien todo lo contrario. Sin embargo, una especie de agujero negro se fue instalando en sus vidas de forma sigilosa. Como un pequeño desconchón, que aparece cuando menos esperas, y va pudriendo poco a poco las paredeses de casa...
Aquella boca devoró su amor, fue sorbiendo las ilusiones y los proyectos futuros de ambos, y a cambio los llenó de pena, sensación de abandono e incertidumbre.
Aquella boca devoró su amor, fue sorbiendo las ilusiones y los proyectos futuros de ambos, y a cambio los llenó de pena, sensación de abandono e incertidumbre.
Mientras intentaba estructurar el caos que invadía su cabeza, un interrogante detenía y enmarañaba aún más sus pensamientos:
¿Por qué aquella indiferencia tan lacerante? El hecho de haberse negado a continuar con aquel "sin sentido" no era suficiente para merecer semejante actitud. Pensó entonces que la losa de ese "punto y final" sería algo con lo que tendría que vivir el resto de su vida...
Y no volvió...
¿Por qué aquella indiferencia tan lacerante? El hecho de haberse negado a continuar con aquel "sin sentido" no era suficiente para merecer semejante actitud. Pensó entonces que la losa de ese "punto y final" sería algo con lo que tendría que vivir el resto de su vida...
Y no volvió...
"Me alegré de que todo hubiera terminado, pero no tenías que alejarme así, haciendo como si nunca hubiera pasado, que no éramos nada... Ni siquiera necesito tu amor, pero tratarme así, como a un extraño, resulta tan duro... Sólo eres alguien a quien solía conocer..."
Berni.
Viernes 16/11/2012
¡Guau, Berni! Es genial. Me ha encantado lerlo. Espero que ese poco o mucho de realidad que pueda haber en la historia, lo hayas podido superar sin demasiados desgarros.
Colorín:
Me alegro que te haya gustado.No soy la protagonista de esta historia inventada, pero creo que cualquiera, en algún momento de la vida, podríamos serlo. El amor y sus derroteros, en ocasiones caminos de rosas,o llenos de espinas en otras, por ahí desfilamos todos...
Una alegría verte por aquí, Colorín. Gracias!
Un abrazo.
Hermoso consuelo para tan terrible desencuentro, como una cálida caricia, la combinación de la música de Gotye y Kimbra con estas seductoras palabras tuyas.
Ahora intuyo en la historia algún tipo de muerte íntima esencial, algo de nuevo nacimiento, como si ambas cosas tuvieran que ser ensayadas reiteradamente para no sucumbir a la aventura del vivir, como si ante la imposibilidad de seguir siendo en el desamor este nos reinventarse en otro.
Echaba de menos tus magníficas narraciones.
Felicitaciones y saludos.
Berni ¡Que bien lo narras! parece que los sentimientos y las palabras se salen del papel. Debe ser muy difícil el desamor despues de alcanzar "El Nirvana" (esa fusión del alma con la divinidad). En el libreto de "La Dolorosa" del Maestro Serrano dice: El amor, el amor es un veneno de un poder fatal; un licor, un licor con el perfume de la flor del mal. Su poder, su poder hace a quien bebe el vino turbador maldecir y temer al amor".
Pero.. volveremos otra vez a enamorarnos aunque duela, al fin y al cabo, el amor es lo que mueve el mundo.
Saludos.
María de la Cal
No, no es el desamor lo que produce tal quemazón..es la indiferencia..y aún más, el sentirse no correspondido.
Pero para convertirse en alguien a quien se solía conocer no basta con desearlo, quizá haya que perdonar y aceptar para olvidar primero.
F Javier:
¿Por qué será que nos resulta hermoso lo que a veces duele tanto?
¿Es reflejo de alguna vena masoquista? sin duda... :)
Qué complejo el mundo de los sentimientos, ¿verdad?
Maria de la Cal:
el desamor siempre es difícil, incluso aunque nunca se haya obtenido ese "Nirvana" al que haces alusión (hay quien resulta doblemente dañado cuando se percata que nunca tuvo lo deseado). Sí, el AMOR y todo lo que genera, o en lo que degenera, porque como se dice, del amor al odio hay un paso(aunque yo no creo que sea así...)
Gracias por tu comentario!
Saludos!
Camino:
El perdón y la aceptación siempre van de la mano y son previos para que "ya no duela". La indiferencia, en ocasiones, puede ser un arma arrojadiza contra aquel que nos ha dañado, para causar culpabilidad, o simplemente ser un signo de que todo pasó y uno es capaz de mirar a aquel que causó daño, sin rencor alguno.
Me alegro mucho de verte de nuevo por aquí, Camino.
Un beso grande