Hoy ha sido mi primer día en el nuevo trabajo.
Como no tenía "pillado" el horario del trayecto, y no sabía cómo estaría el tráfico, he salido bastante pronto y he llegado 45 minutos antes de la hora de entrada.
Mientras escuchaba música en el coche durante la espera, me he puesto a divagar sobre algunas cuestiones que me inquietan desde hace semanas:
La adaptación al nuevo ambiente y a los compañeros, si me gustará el trabajo en sí, (bastante diferente a lo que hasta el momento hacía), el período de formación que requiero (¿resultará muy duro?)... en fin, todas esas cosas que nos rondan por la cabeza cuando decidimos un cambio considerable en nuestra vida profesional.
A lo largo de la mañana se han ido disipando parte de mis preocupaciones:
Los compañeros son muy agradables y comprensivos, todos ellos me han tratado con amabilidad y cariño desde el primer momento.
El papel de la enfermera en la organización resulta primordial, siendo una parte importante en el engranaje del sistema. Es una labor realmente bonita y muy satisfactoria el saber que con tu implicación en todo ello, se puede dar esperanza de vida (y calidad en la misma), a pacientes que, en muchos casos, se encuentran en situaciones de salud límite, y para los cuales, no hay otra opción terapéutica.
En cuanto al período de formación, esta es una oportunidad única para especializarme en un campo muy concreto, recibiendo cursos excelentes, de gran prestigio y muy costosos, que de ninguna otra manera podría realizar.
Por todo ello puedo decir que me siento una auténtica privilegiada. Estoy francamente contenta de haber sido la persona elegida en el proceso de selección previo, y de haber tomado la determinación final de querer formar parte de la organización, sin lugar a dudas, una decisión muy acertada.
Ahora tengo por delante unos meses de mucho trabajo, esfuerzo y dedicación, algo que no temo ni me amedrenta. Sólo espero darlo todo, estar a la altura y poder lograr satisfacer las expectativas que muchos han depositado en mí...
Berni.
Martes 1/2/11.