A veces quisiera ser gato. O pájaro, o pez... o ameba... Supongo que el pesar de la vergüenza por pertenecer a la raza humana, lo hemos sentido todos alguna vez, y por motivos diversos... Vergüenza, indignación, tristeza...
Es lo que siento desde mi "posición de espectadora" de las grandes tragedias humanas. Posición no elegida, sino arbitraria, a la vez que "privilegiada", teniendo en cuenta la penosa situación de aquellos que contemplo al otro lado de la pantalla. Imágenes de pobreza, muerte y desolación, alimentadas por las condiciones de HAMBRUNA, sequía y GUERRA, padecidos desde hace muchos años.
SOMALIA es ese país que todos conocemos por las diversas campañas de ayuda humanitaria que esporádicamente "saltan" a los medios de comunicación cuando una catástrofe humana está a punto de suceder. La muerte allí es el pan de cada día, y el caos provocado por los enfrentamientos armados, veinte años de guerra con su vecino Etiopía y la constante lucha de poder interna, han provocado la huida desesperada de miles de personas. El éxodo es inevitable. También el hacinamiento que se produce en los campos de refugiados, como el de Dadaab, en Kenia, con capacidad inicial para 90.000 personas y que en la actualidad acoge a 388.000. O los existentes en Mogadiscio, la capital somalí, donde la situación de los refugiados es igualmente desesperada.
Toda la ayuda es poca, solemos escuchar en estos casos. Y siempre va a ser insuficiente, dadas las condiciones de reparto y distribución de dicha ayuda, sometida a "estrictos" protocolos, intereses políticos, fuerzas rebeldes, y otros factores de peso. Lo que me exacerba y me lleva a ese sentimiento de vergüenza que comentaba al inicio de la entrada, no es otra cosa que la aparente inutilidad de las fuerzas internacionales creadas, supuestamente, para atajar, solventar y evitar situaciones como la que está sucediendo en el Cuerno de África. Parece mentira que la ONU, ACNUR, e incluso otras instituciones de gobiernos con potestad suficiente en otros conflictos mundiales, no tengan el poder suficiente (o los intereses, quizá), para mandar a tomar por culo, casi literalmente, todos esos elementos que impiden que miles de hombres, mujeres y niños mueran como animales cada minuto que pasa, porque no han tenido nada que llevarse a la boca en días (hasta 60 días, según denuncia Médicos Sin Fronteras, MSF).
Es increíble que esto se repita una y otra vez. Como increíble resulta el hecho de que los países poderosos, aquellos que han demostrado su capacidad de llevar a cabo intervenciones internacionales en otras tantas ocasiones, asistan con sangrante parsimonia a la resolución de este drama.
Las cifras de muertos y de las potenciales víctimas parecen no calar en la conciencia y en la misericordia de aquellos que tiene poder real para revertirlas.
¿Es o no una auténtica vergüenza...?
Fotos tomadas de "La tragedia del hambre", El País.com , y cuyos autores son: Oli Scarff (GETTY IMAGES) 20/7/11 y 22/7/11; Farah Abdi Warsameh (AP) 21/7/11; Roberto Schidt (AFT) 20/7/11; Fesal Omar (REUTERS) 22/7/11. En el enlace podéis ver los comentarios que pertenecen a cada una de la imágenes, dónde han sido realizadas, etc...
Berni.
Jueves 28/7/11.
ayyyy Berni,que pasional eres,estabas realmente indignada y cabreada al escribir esto.Me temo que tienes razón,que da una vergüenza tremenda a veces pertenecer a esta especie,a veces la más animal de todas.Lo peor es que desde nuestra posición poco podemos hacer,un minúsculo grano de arena que no sé si servirá para algo.
Cuanto más conozco a los humanos, más me gustan los animales...
Damos pena...
Mucha mas pena que todos esos seres humanos que mueren de hambre, pues ellos no pueden elegir.
Un saludo
Yo también siento vergüenza, Berni. Y siempre me quedo pensando en si realmente interesa arreglar esta situación, en qué intereses hay detrás, en cómo no se les parte el alma a quienes realmente pueden arreglarlo... ¿Bastará con denunciarlo como haces tú? ¿Con mandar un donativo a una ONG? ¡Qué impotencia!
El tamaño del mundo y sus problemas son deliberadamente manipulados. En cada frontera, en cada aeropuerto, miles de funcionarios parecen tener la misión de no dejar entrar nada que pueda cambiar las cosas. Pero la esperanza se cuela y nos da una medida más exacta de las cosas. Todo va cambiando gracias a que cada vez más personas toman conciencia de que la transformación es posible, que está en nuestras manos. Los que crean y mantienen las diferencias se benefician de nuestra participación en su mercado de ignorancia, ciego consumismo y desaliento. La clave está en tomar conciencia y en modificar cada día nuestra conducta haciendo que nuestra mirada apunte hacia la libertad de todos. No es poco, te lo aseguro.
Un fuerte abrazo, Berni, y toda mi admiración.
Cris Ham:
Cuando algunos temas me tocan la fibra no puedo evitar reaccionar con expresividad, pero veo que me entiendes. A veces siento una tremenda impotencia, como tú. No obstante, no debemos dejar que el desaliento nos derrumbe.
Capi:
Tus palabras me ha hecho recordar el comentario que este verano escuché en boca de una mujer amante de los animales, que me decía que estos son, en muchas ocasiones, mucho mejor que algunos humanos. Puede que razón no le falte...
jane:
No me cabe en la cabeza ( o mejor dicho, no querría que me cupiera) que esa situación se tolere. Me refiero tanto a las muertes de miles de personas en esas condiciones, como a la existencia de intereses en que eso suceda. Soy consciente de que es la cruda realidad, por eso resulta tan vergonzoso.
No sé bien cuáles son las armas para solucionarlo, creo que la actitud que propone FJavier tras tu comentario es una de ellas. Pero también creo que la labor de las ONG, el entusiasmo y la entereza de sus miembros activos son valiosísimas, pese a las grandes injusticas a las que se enfrentan, y en las que fundamentan el sentido de su existencia.
FJavier:
La manipulación mediática es indudable, no hay duda de su poder para trasformar el mundo.
Es una pena que en la mayoría de las ocasiones manejen los hilos quienes se oponen al cambio en pro de un beneficio comunitario. En estos últimos meses estamos presenciando y viviendo cambios sociales y políticos mundiales muy importantes, lo que es ya esperanzador.
Estoy segura de conocer hacia donde se tienen que dirigir las "nuevas miradas", y te aseguro que lucho por conducir la de otros hacia la dirección correcta. Al menos la de aquellos con los que convivo. Otra cosa es que lo consiga :)
Un gran abrazo, FJavier, y bienvenido tras tu estupenda experiencia asiática.