Que la vida no es un camino de rosas, lo sabemos todos.
Y quizá tomemos consciencia de ello conforme vayan aumentando las experiencias vitales.
Las pérdidas de todo aquello que amamos y necesitamos se van sucediendo, pero por fortuna se suelen compensar con la llegada de otros elementos o el refuerzo de los aún poseemos.
Es una transformación constante, el cambio y la adaptación son necesarias para que la vida en sí y el mundo prosiga.
Decía Heráclito que "Nadie se baña dos veces en el mismo río. Todo fluye"
Henry David Thoreau pensaba "Las cosas no cambian, cambiamos nosotros" y Victor Frank afirmaba que "Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos".
Lo que sí podemos hacer para sobrevivir a las circunstancias que nosotros no seamos capaces de variar o detener en ese supuesto cambio, es adaptarnos a la vorágine abstrayendo la parte positiva de la misma. No queda otra opción más que la versatilidad y la amplitud de nuestra mente para visualizar aquello que nos es provechoso y que a buen seguro en un futuro nos resultará fructífero.
Un corto de animación que puede servir de ejemplo para la capacidad de adaptación que comentaba, y del que también se puede extraer otra conclusión:
No tiene sentido darle muchas vueltas a los pequeños problemas, o aquellos que no podemos solventar, porque estos pueden amargarnos verdaderamente la existencia.
Ya me lo decía mi padre cuando era pequeña y me veía agobiada con algún tema:
"Si tiene solución, ¿para qué preocuparse? , y si no la tiene, ¿para qué preocuparse?"
Dedicado a todos los "rinconeros", y en especial para
Albina...
Berni.
Viernes 2/9/11.