Un nudo en la garganta, una lágrima en el corazón y unas gafas de esperanza. Es distinto que lo elijas tu a que te obliguen las circunstancias. Que nos dejan? un país rancio y mustio. Se nos va la alegría de los hijos, no podemos disfrutar de la ternura de los nietos, y no podemos impregnarles nuestra esencia. ¡Qué pena!!! Se pierde una generación de sabios, los más preparados. ¿Por qué nos los cambiamos por los inútiles que lo han provocado? ¡Que se vayan ellos!!.
María de la Cal.

Berni, nada más regresar y ya nos tocas el corazón.

Estoy completamente de acuerdo con María de la Cal y contigo. Tristeza, un nudo en la garganta y una emoción terrible ante una situación tan injusta y cruel.

Mientras el dinero compra y vende todo lo bueno que habíamos construido entre todos, con la connivencia de una clase dirigente corrupta, los ciudadanos deben exiliarse para tener una opción de vida digna. La realidad pone en evidencia las mentiras en las que nos han hecho creer, palabras grandilocuentes vacías de contenido.
Además de una crisis, es una estafa.

Gracias por tan magnífica aportación.
Un abrazo.

Un conjunto de sensaciones y pensamientos contrapuestos me fueron atrapando según visionaba el vídeo...
La situación de desesperanza laboral y unas perspectivas futuras muy negras en el mismo sentido, es lo que tienen muchos jóvenes en nuestro país. Desde luego, convencida estoy de que entre las causas de estas penosas circunstancias, hay destacar la ineptitud de la clase política y de nuestros dirigentes, corruptos, cínicos e incompetentes, y para los que, con gran acierto, van dedicadas las lágrimas amargas de todos los protagonistas de historias tristes por "destierro obligado"...
La fuga de cerebros a la que aludes, María, es indiscutible, y también sufriremos sus consecuencias en un futuro no muy lejano...
Pero sobre todo me ha gustado la vertiente humana que el vídeo quiere tocar. Los sentimientos que se muestran y que contagian harían que más de uno de esos dirigentes que salen al final, pensaran seriamente la responsabilidad que ellos tienen en toda esta historia.
La alegría enorme de unos padres por el regreso sorpresivo de ese hijo que tuvo que marchar por esa coyuntura injusta y cruel, como bien dice F Javier, contrasta con la desolación que aparece unas semanas después, cuando tienen que verlo partir de nuevo... qué sensación de impotencia, tristeza y desarraigo...
Yo tengo una hija de 10 años que es un sol, y es mi vida, y se me parte el corazón con tan sólo pensar que dentro de unos años esa pueda ser, con bastante probabilidad, mi situación familiar...

Debía compartirlo... era casi una obligación...

Gracias por vuestros comentarios, tan valiosos y enriquecedores...y disculpas por el retardo en el feedback..."los días corren que se las pelan"... :(