Habían vuelto los días de insomnio. Y como casi siempre, sin saber las causas. Verdaderamente no creía que existieran motivos suficientes para que su cuerpo se sublevara de esa manera. No, analizándolo bien, no tenía excesivos problemas, de esos que te quitan el sueño, sólo  los considerados como  "normales" hoy en día: 
Una hipoteca tiránica que  le hacía pensar que quien dijo aquello de  "Dios aprieta pero no ahora", desde luego "no pagaba piso", esas pequeñas "diferencias" que siempre surgen en el trabajo, te dejan tocado unos días, pero luego se pasan sin más, y  sí, por supuesto, una buena ración de estrés diario, como pago ineludible por vivir en una gran ciudad, con  sus ruidos perennes, sus distancias eternas, y el tráfico infernal, capaz de doblegar la serenidad del más paciente... 

A media mañana, al regresar en coche de una reunión de trabajo,  la vía por donde circulaba se hizo más estrecha, quedando atrapado en un cuello de botella. Unos metros más allá, pudo ver dos o tres ambulancias, rodeadas por la policía y una furgoneta de atestados. Ahí ha pasado algo- pensó.
Cuando  llegó a la altura del incidente, vio cómo en el suelo, muy próximo al parachoques delantero   de una de las ambulancias, yacía un cuerpo en un charco de sangre. Estaba cubierto con una de esas  mantas que salen en las  películas del CSI, plateadas por un lado, y doradas por otro. Un escalofrío le recorrió por completo, pensando en la maldita suerte que había corrido aquel pobre diablo. Imaginó que era un hombre, quizás un anciano, que al pasar por un mal sitio, se lo habrían llevado por delante, y recordó una frase de un viejo amigo, que decía con sencillez y solemnidad ante similares circunstancias  "Qué triste es perder la vida en un momentito"...

Las neuronas y todos los rincones de su mente decidieron  entrar en un sueño profundo esa noche. Se metió en la cama más  temprano de lo habitual y se dejó abrazar por la tibieza del edredón, cerrando los ojos plácidamente pocos minutos después. Un cielo oscuro e infinito, salpicado de miles de pequeñas luces tintineantes, se le aparecieron de repente. Pensó en las absurdas cuentas que hacemos a diario, de dinero, de minutos, de calorías... Seguimos el ritmo que nos han enseñado...
CONTAR ESTRELLAS... es lo único que ahora deseaba hacer...


"Lately I've been, I've been losing sleep
Dreaming about the things that we could be
Baby I've been, I've been praying hard
Said no more counting dollars
We'll be, we'll be counting stars"



(Traducción en comentarios)

Berni
Domingo 24/11/2013


3 Responses
  1. Berni Says:

    Ultimamente he estado, he estado perdiendo el sueño,
    soñando sobre las cosas que podríamos ser,
    pero cariño he estado, he estado rezando mucho,
    dije: se acabó contar dólares,
    estaremos contando estrellas,
    sí, estaremos contando estrellas.

    Veo esta vida,
    como una balanceante parra,
    balancea mi corazón cruzando la línea,
    en mi cara se proyecta el sol,
    búscalo y lo encontrarás.
    Viejo, pero no soy tan viejo,
    joven, pero no soy tan descarado,
    y no creo que el mundo esté en venta,
    solo estoy haciendo lo que nos han dicho,
    siento algo tan bueno,
    pero haciendo la cosa incorrecta.
    Siento algo tan malo,
    pero haciendo la cosa correcta.
    Podría mentir podría mentir, podría mentir,
    todo lo que me mata me hace sentir vivo.

    Ultimamente he estado, he estado perdiendo el sueño,
    soñando sobre las cosas que podríamos ser,
    pero cariño he estado, he estado rezando mucho,
    dije: se acabó contar dólares,
    estaremos contando estrellas.

    Siento el amor,
    y lo siento arder,
    bajando por este río, cada giro.
    Esperanza es una palabra de cuatro letras,
    coge ese dinero,
    míralo arder.
    Viejo, pero no soy tan viejo,
    joven, pero no soy tan descarado,
    y no creo que el mundo esté en venta,
    solo estoy haciendo lo que nos han dicho,
    siento algo tan malo,
    pero haciendo la cosa correcta.
    Podría mentir podría mentir, podría mentir,
    todo lo que me ahoga me hace querer volar.

    Coge ese dinero y míralo arder,
    hunde en el río las lecciones que aprendí.
    Coge ese dinero y míralo arder,
    hunde en el río las lecciones que aprendí.
    Coge ese dinero y míralo arder,
    hunde en el río las lecciones que aprendí.
    Coge ese dinero y míralo arder,
    hunde en el río las lecciones que aprendí.
    Todo lo que me mata me hace sentir vivo...


  2. FJavier Says:

    Un relato dulce y sereno, un ritmo pausado que contagia placidez y toca el corazón tan sutilmente que uno no puede ni quiere impedirlo.

    Cuando te quieres dar cuenta, ya has sido abducido por la necesidad de recomponer los trozos sueltos que nos constituyen tan malamente en este torbellino que llamamos vida.
    Seducción, hipnosis… aire fresco, sin duda.

    Enhorabuena. Me ha encantado.
    Me pongo a contar estrellas... en compañía.


  3. Anónimo Says:

    Mirar la vida desde un sueño, pulverizar el dinero en una llamarada. Volar...volar...salir volando cuando el Sol se ponga, y contar las estrellas, sentada en un pedacito de Luna. Abrir los ojos en la inmesidad del cielo, pensar que las estrellas son diamantes suspendidos en el espacio, y que su brillo nos alumbra el corazón y rezar, rezar para no despertar y si se despierta, despertar lleno de cosas que dar, empezando por una sonrisa.
    Muy bonito Berni.
    Un abrazo.
    María de la Cal