Esta tarde me encuentro absolutamente abatida...
Por fortuna, y con toda seguridad, mañana me sentiré de otra manera...
A veces determinadas circunstancias producen en mi estado de ánimo un efecto desolador. En esta ocasión, la causa ha sido una noticia trágica. Me la ha dado la mamá de un amigo de mi hija, cuando he ido a recogerla al colegio.
Se supone que después de trabajar durante años en un hospital, donde es habitual toparse con la muerte, y el dolor se convierte en un contendiente diario, no debería "sorprenderme" que la gente se muriera...
Definitivamente no es sorpresa lo que siento... Es una turbación, una sensación extraña difícil de describir, que me paraliza e impide expresar lo que siento. Supongo que es parte del shock emocional inicial.
Siempre que suceden cosas trágicas a nuestro alrededor, solemos concentrarnos en ese desconcierto por unos instantes, para después echarnos a la espalda la pena que nos sobreviene ante la sacudida de "la cruda realidad". Entonces nos llegan a la mente pensamientos un tanto "abstractos" sobre las cosas que no hacemos... o aquellas que hacemos y no debiéramos... o que mañana, o este mismo día, pudiera ser uno de los últimos por vivir... Aparece entonces eso que llamamos destino, el postrero recurso de muchos argumentan ante la ignorancia de las circunstancias finales, que rige nuestros designios sin posibilidad de cambio o intervención, como hacen los titiriteros con sus fantoches de papel maché...¿Humanos o marionetas?, decía la canción...
Nunca he creido en la existencia del destino, me niego a creer en la buena o mala ventura, pero lo cierto es que la fatalidad parece ensañarse con unos, y la buena suerte o "estrella" con otros, sin haber razones aparentes que justifiquen tanto lo uno como lo otro.
En fin... mañana será otro día... aunque no para todos...
Berni.
Viernes 28/10/11.
No me gustaba nada tu silencio, ahora lo comprendo.
Muchos besos
Cést la vie... que a veces no es tan "en rose" como quisiéramos, sobre todo cuando parece que las desgracias se ceban con los mismos, y eso es tremendo, totalmente injusto... Dicha injusticia resulta descorazonadora...
Muchos besos para ti, querida Camino.
Creo que el destino se puede cambiar, pero también creo que a tu paso en la vida, surgen momentos en que tu decisión ayuda a labrar ese porvenir, que al final nos llevará a la muerte.
La muerte es algo de lo que nadie se librará, por eso, aprovechemos la vida...