Bueno...
Pues ya se ha pasado el primer día de este maxipuente.

Por la mañana hemos estado en la playa, por aquello de ir a ver el mar, que la enana estaba ansiosa, y si no vamos le da un perrenque... pero el tiempo... para qué negarlo... no acompañaba nada.
Cuando nuestros pies tocaron la arena de la playa semi desértica, una sensación de bienestar y alegría nos inundó a los tres.
En el cielo, con más nubes que claros, el sol brillaba tímidamente, y aunque había momentos en que su calor se notaba con gran intensidad, el pareo y la camiseta no sobraban la mayor parte del tiempo.
La temperatura del agua, que llegué a probar solo con los pies, era más bien fría, y lo confirmaba los escasísimos bañistas que se atrevían a mojarse más allá de las rodillas:
tres incautos en los dos kilómetros de playa, una pareja de jubilados... y mi hija (cómo no).

Estaba disfrutando de la lectura de un libro que tenía empezado hace dos semanas, mientras estaba de noche, y que no había podido retomar desde entonces... cuando, en un momento dado, Marina pegó un grito y dijo:
- Mamá, he visto una medusa!
Yo pensé que eran imaginaciones suyas, pero por si acaso me acerqué a ella y pude comprobar que a lo largo de la orilla se veían bastantes ejemplares de tamaño pequeño y mediano de tan urticantes criaturas.
- Sal del mar, cariño, que como te piquen la liamos...
Ella tuvo una experiencia en Asturias, hace dos veranos, con un pez Escorpión, y aún lo recuerda con pavor... pobre...
Aunque nunca he sufrido el roce de una medusa, es sabido que su abrazo resulta doloroso y muy desagradable.

Por toda la orilla empezaron a aparecer decenas de medusas, así que hemos pasado un rato peinando la zona, ensartándolas en un palo a modo de brocheta, para evitar que alguien las pisara, que, por su peculiar aspecto transparente, si vas despistado disfrutando de un paseo, es lo más probable que suceda...
Hemos visto dos ejemplares enormes, en forma de hongos traslúcidos y rayados, con escasos tentáculos (que dicen que es lo que produce la urticaria..), una variedad que desconocía hasta ahora...

Después de comer hemos intentado tirarnos en la arena y siestear un poco, pero unos nubarrones oscuros nos han hecho desistir del intento, y nada más llegar al apartamento, han empezado a descargar con fuerza. Tres horas de fuerte lluvia, lo mismo que ha durado nuestra siesta, ha dejado las calles con auténticas balsas de agua...

Espero que mañana luzca un sol radiante, porque si no voy a volver a Madrid con el mismo blanco inmaculado en las piernas, y unas lorcillas abdominales ya incipientes, que eso eso de dormir y comer, dos grandes placeres mundanos... es lo que me parece que voy a practicar con mayor seguridad...

Os dejo un tema de Sinatra que escuchaba en el restaurante mientras degustaba unas ricas chuletitas de cordero...
En esta ocasión a La Voz le acompaña otro gran artista, Bono, el líder de U2, uno de mis grupos favoritos...

Porque me encanta tenerte bajo la piel... ( en realidad mi capa dérmica es tan sensible por dentro como por fuera, y podría aplicar en la frase cualquier otra preposición: bajo, sobre, tras, entre, desde...):