Buscando el tema del post anterior me he topado con algunas canciones de los años 80 que me encantaban... con un tinte romántico y estupendo que las hace especiales para mí por muchos motivos...
Temas interpretados por muy buenos artistas, negros la mayoría, que estaban en lo más alto de las listas en aquella época. Yo era una niña de 10-12 años, pero ya empezaba a tener claro cuáles eran mis gustos musicales...





"wake up, suddenly, you are in love..." Billy Ocean, entre mis favoritos.






Hello... Lionel era mucho...







"tonight the music seems so loud

I wish that we could lose this crowd

maybe it´s better this way

we hurt each other with the things we want to say

we could have been so good together

we could have lived this dance forever

but now who´s gonna dance with me?

please stay..."



De George ( todavía en Wham )... qué voy a decir... pierdo la objetividad con este hombre...
Para Juana.
Para todos los que considero amigos.
Gracias a todos.



"And I
never though I´d feel this way
and as far as I´m concerned
I´m glad I got the chace to say
that I do believe I love you

and if
I should ever go away
well, then close your eyes and try
to feel the way we do today
and then if you can remember...

keep smiling, keep shining,
knowing you can alway count on me,
for sure,
that´s what friends are for...
for good times, and bad times,
I´ll be on your side forever more...
that´s what friends are for...

well you came and opened me
and now there´s so much more I see
and so, by the way, I thank you,
and then
for the times when we´re apart
well, then close your eyes and know
this words are coming from my heart
and then if you can remember...

keep smiling, keep shining,
knowing you can always count on me,
for sure...
that´s what friends are for...

in good times, in bad times
I´ll be on your side forever more
that´s what friends are for..."
Cuando necesitas hablar con alguien con más o menos premura, expresas esta necesidad de comunicación y no recibes respuesta alguna... ¿ qué se puede pensar ?
No sé, o es que no se me da muy bien lo de expresarme o es que estoy algo sensible últimamente...

No creo que sea muy exigente o demandante para con los demás, quizá no sepa manejar e interpretar bien las relaciones personales, algo que me auto confirmo según pasa el tiempo y no llegan las respuestas esperadas.
Para los que buscan algo y no terminan de encontrarlo...



O para los que los sentimientos sesgan irremediablemente la realidad más aplastante, porque varían de forma peligrosa su percepción...
Algunos de los comentarios de las dos entradas anteriores y el tema en sí mismo de los post, me han hecho recordar los rostros de algunas personas excepcionales que conocí hace años en el hospital, pacientes a los que cuidé con mucho gusto y que me enseñaron tantas cosas bellas...
Por desgracia, la mayor parte de ellos ya no están vivos, pero recuerdo perfectamente cada uno de sus nombres y las intensas experiencias que compartí, tanto buenas como malas, permanecen íntegras en mi memoria.
Es cierto lo que Ton decía en un comentario previo. Las personas que nos dedicamos a ésto de la salud nos dejamos la piel y a veces el alma en ello, pero hay actos que nos compensan infinitamente por todo el esfuerzo invertido:
la plena confianza mostrada, el dejarse llevar en momentos muy íntimos y críticos, la superación del dolor... en definitiva, la entrega casi absoluta que tienen que hacer de sí mismos.
Todo lo anterior me llena de orgullo y satisfacción y pienso en lo afortunada que soy al haber tratado con gente tan generosa.
Llevaré sus voces y sus rostros muy dentro de mí... espero recordarlos siempre, sobre todo en malos momentos... sin duda me ayudarán a superarlos.

Está claro que las experiencias duras de la vida nos ayudan a cambiar el pensamiento crítico y a ser conscientes de lo que realmente es importante.
Las personas que han pasado por una enfermedad grave y la han superado están plenamente convencidos de ello.
Tener un cáncer y salir adelante te llena de energía vital y de optimismo, aún con todo lo negativo que pueda conllevar la enfermedad.

Los años que pasé en una planta con pacientes que sufrían dolencias hematológicas serias me enseñaron a valorar mi día a día y a disfrutar con cada pequeño momento de felicidad efímera, en cada gesto de cariño ajeno, en cada sonrisa que la vida en sí nos regala, a pesar de que nos empeñemos en complicarnos tanto la existencia...

Y para muestra, un botón... bueno dos...

Esta mujer me sublima...



Es curioso, cuando la preguntan cómo está... ella dice que "casi feliz"...


Y otro ex-enfermo de cáncer ( me ha sorprendido, no sabía que lo hubiera pasado ), últimamente con apariciones estelares en éste blog... y es que he descubierto "una red" de vídeos interesantes que iré poniendo...
Espero que gusten, no quiero resultar cansina con éste personaje...




"bueno, que casi me alegro de haber tenido el cáncer..."
Sin duda contundentes palabras de esperanza para todos los que lo sufren...











Hace dos días, en el trabajo, una compañera me comentaba lo cansada y estresada que se encontraba, debido al infernal ritmo de vida al que nos sometemos casi todos en nuestra particular manera de vivir.
Me decía que después de levantarse tan temprano ( ella a las 5:30 ) y pasarse toda la mañana solventando los problemas del servicio ( es supervisora de una planta de mi hospital ), todavía le quedaba una dura jornada por delante. Tiene hijos y se ocupa de ellos como madre que es y tiene que hacer las tareas "propias" de su género si quiere que la familia funcione...( no es un comentario sexista, sólo lo digo con cierta ironía feminista, porque en ésto alardeamos mucho de ser muy modernas, pero sólo de puertas para afuera, que me río yo de la conciliación laboral y doméstica...). En ocasiones debe dedicar parte de su tiempo personal al trabajo, por lo que cuando dan las 9 de la noche y llega su esposo... pues como que sólo tiene ganas de cenar, o cortarse las venas ( opta, menos mal, por la primera opción ) y arrastrarse hasta la cama para dejarse llevar por el cansancio que la invade hasta un sueño profundo...
Ella me decía "¿qué clase de vida es ésta ?...Yo así no puedo ser feliz..."






Yo intenté animarla en vano, pues de sobra sabía que llevaba toda la razón. Me parece que las mujeres de hoy en día vivimos para darnos a los demás sin tener a penas momentos de dispersión personal que nos llenen de satisfacción personal y de la tan ansiada felicidad.

Echo la mirada atrás y pienso en cómo han vivido las mujeres de generaciones anteriores... y no sé si eran más felices que nosotras. Mi madre dejó su trabajo cuando mi hermano y yo nacimos ( éramos dos bebés prematuros con algunos problemas y no tenía ayuda para criarnos ) y bastante tenía la mujer con sacarnos adelante. Poco después la familia creció, nació mi hermano pequeño y las tareas domésticas se multiplicaron.

En todos los años de mi infancia recuerdo pocas veces a mi madre parecer feliz. Ella decía que el ser ama de casa no estaba pagado "ni con todo el oro del mundo" y creo firmemente en ello. No tienes horario de entrada ni salida, disponible las 24h y sin sueldo que te recompense a final de mes.
Para mi siempre ha sido una prioridad el trabajo fuera del hogar, al que le dedico mucho más tiempo del que quizá debiera... A veces me pregunto si ese derecho que tengo y que defiendo abiertamente no supone una obligación que me esclaviza y me crea sentimientos de culpabilidad por no poder dedicar suficiente tiempo a mi hija, por ejemplo. O son éstos sentimientos auto castigadores un resquicio de la educación machista que involuntariamente recibí por ambas partes ( mi "pater" era muy progresista, pero en casa no hacía ni "el huevo" )...

Parte de la infelicidad la dan las obligaciones laborales, pero si nos las quitan tampoco somos capaces de conseguir un estado de felicidad... ¿?¿?
Qué paradojas tiene la vida...



Un "estado de flujo"... dice que es la felicidad... que se aprende a gestionar y se equilibra en el trabajo... pues a ver si alguien nos enseña a hacerlo, leche!
Se nota que Punset me gusta... ese "intelecto con patas"... jajaja!



Me pregunto con cierta frecuencia cuáles son los factores que hacen que nos enamoremos de otro ser y qué es lo que determina nuestra elección personal a la hora de decidir si esa persona es la adecuada para pasar el resto de nuestra vida ( o al menos parte importante de la misma ) con ella.





¿Será cuestión sólo de un instinto de procreación, de un impulso innato e inconsciente de salvaguardar nuestro legado genético?
Y si es así, ¿ nos equivocamos mucho, a juzgar por la ruptura cada vez mayor de las parejas ?
O ¿ es que el fin de la unión conyugal no es más que la consecución de éste legado y, por tanto, la mayor diversidad genética justifica el cambio de pareja?


Estos días en los que no paramos de ver en todos los medios lo mal que está la economía mundial y la palabra crisis se repite hasta la saciedad, podemos comprobar que el ingenio de algunos se agudiza, no sé muy bien si con la intención de salir un poco del caos o simplemente de divertirse y olvidar transitoriamente el hoyo en el que estamos inmersos.

Unos chicos muy ingeniosos han descubierto un nuevo método de vuelo, mucho más asequible que el de los convencionales sistema de transporte aéreo... aunque el momento "aterrizaje de emergencia" hay que perfeccionarlo, todo indica que éste es el sistema de navegación del futuro, mucho más barato... algo a tener en cuenta en los tiempos que corren...

Y pensar que hay gente que paga millones de euros por sentir la magia de la ingravidez...

Todo un invento en potencia, sin duda. ( Qué cachondos los tíos...).


Hoy el día se ha levantado con un paisaje típicamente otoñal.
Desde las primeras horas se vislumbraba un tímido sol que después decidió no salir y quedarse oculto tras la dispersa nubosidad. Al final la lluvia ha hecho acto de presencia, si bien no se ha dejado notar con contundencia, como en los últimos días estivales, hemos entrado al juego con el paraguas ( ahora lo abro, ahora lo guardo...), debido a la caprichosa e intermitente aparición del agua...
Cuando volvía del colegio con mi hija me he encontrado a una vecina a la entrada del portal, que con el semblante gris, igual que el día, me decía -Ya hemos entrado en el Otoño de lleno... ésta lluvia... uf, con lo que odio el frío... sería feliz si tuviéramos sol y calor todo el año...-
Su comentario me resulta familiar, es como si me estuviera escuchando a mí misma refunfuñar por el tiempo...
Prometo no quejarme más. Estamos en la estación más melancólica del año, es lo que hay, pero no me dejaré influenciar por la meteorología más de lo necesario.



Bueno, sólo un poquito...

Serían las 13:10h del martes cuando el secretario del servicio me trajo el informe definitivo de alta de un paciente que había sido intervenido días atrás de un tumor en el pulmón. Tenía ya cama asignada y disponible para realizar el traslado a planta. El hombre andaba deseoso de estar fuera, en una habitación "normal", sobre todo para poder disfrutar de la compañía de su mujer y familia, como era natural...
Tardé 5 minutos en preparar el alta de Enfermería y organizar su engrosado historial, para que la enfermera de planta no perdiera tiempo en revisarla y encontrara la información que necesita así, a golpe de vista.
Me despedí de mi paciente que se iba emocionado y agradecido por los cuidados que le habían procurado en los momentos duros del postoperatorio inmediato y en los días siguientes y pensé en llamar al control de la planta para avisar de que iban a recibir un paciente procedente de la UVI, comentar a la enfermera correspondiente los antecedentes del enfermo, de qué estaba operado, el tratamiento... en fin, lo normal que se hace cada vez que se manda a un paciente a planta. En realidad es pura cortesía por parte nuestra, ya que todos los datos están perfectamente detallados en los informes, pero es de agradecer el gesto, ya que con unos minutos de teléfono te haces una idea global respecto al que va a ser tu paciente de forma inmediata...

La conversación fue algo así:
- Hola, ¿qué tal? te llamo de la UVI. ¿Llevas la cama *?;!& ?
- Sí, la llevo.
- Vale, es para informarte de que vas a recibir un enfermo operado de...
- Sí "el pulmón" que llevo esperando desde media mañana...
- No sé, me han dado el alta y el número de cama hace 20 minutos... bueno te cuento... blablabla... el señor es diabético y no ha precisado insulina en el desayuno, pero tiene controles de glucemia antes de las comidas...
- Pues que coma allí.
- ¿Cómo?.
- Sí, que coma en la UVI porque el carro de las comidas ya se ha repartido y para esa cama no había bandeja, así que coma allí.
- Lo siento pero no puede hacerlo, porque va de camino.
-Pues se quedará sin comer, porque yo no puedo pintar una dieta, no es mi problema...
- Te he dicho que el paciente es diabético y necesita comer. (yo, que soy bastante sosegada, empezaba a notar como un calentón monumental comenzaba a recorrerme de abajo a arriba...)
Aquí el carro de comidas aún no ha llegado, pero si viene su dieta no tengo el menor inconveniente en llevarte la bandeja personalmente, lo que no voy a tolerar es que un paciente diabético se quede sin comer. De todas formas no estoy segura de que llegue aquí, ya que en los ordenadores constará el cambio de cama hace horas.
- Pues el mismo problema tienes tú que yo.
- No, perdona, pero el problema lo tienes tú, que eres la responsable del enfermo desde el momento en que entra por la puerta de la habitación ( el tono de mi voz ya no era tan bajo y había dejado de ser amistoso...). ¿Y me estás contando que dejas a alguien sin comer porque no eres capaz de conseguir una dieta? Yo te aseguro que llamo a la gobernanta o hablo con mi supervisora, pero no dejo a nadie en ayunas y menos a un diabético.
- Bueno, pues como es mi problema ya veré lo que hago cuando llegue el enfermo.
- Vale, eso me parece una respuesta más apropiada que decir que no es tu problema.
- Pues vale.
- Pues adiós.
Colgué con un cabreo tremendo y un exantema violáceo se vislumbraba en mi cuello y parte superior del pecho, signo de dermografismo, de sensibilidad extrema en la piel que sufro desde siempre cuando me enfado y me contengo moderadamente...
No hay cosa que me moleste más que la desidia de la gente en éste trabajo, sobre todo cuando de ella pueden derivar consecuencias perjudiciales para el enfermo.
Sé que estamos saturados, que se están muchas horas luchando contra los elementos y a diario, pero cuando olvidamos que lo que tenemos entre manos son personas, seres que sienten y padecen las mismas necesidades, mucho mayores incluso, que nosotros mismos...
A veces no puedo evitar pensar que algunos se merecen una estancia hospitalaria como pacientes para "sufrir" desde el otro lado, ver las cosas con diferente perspectiva...
El resentimiento y los malos rollos los debemos dejar en la puerta, cuando entramos al hospital, nadie tiene por qué sufrirlos injustamente...



"sacalo fuera... ese extraño sentimiento, dolor y resentimiento, andan ya sobrando aquí..."

Se me olvidaba decir que el paciente comió porque yo le hice llegar una dieta con el celador de mi servicio, que por cierto, no tuvo ningún inconveniente en llevársela...