Serían las 13:10h del martes cuando el secretario del servicio me trajo el informe definitivo de alta de un paciente que había sido intervenido días atrás de un tumor en el pulmón. Tenía ya cama asignada y disponible para realizar el traslado a planta. El hombre andaba deseoso de estar fuera, en una habitación "normal", sobre todo para poder disfrutar de la compañía de su mujer y familia, como era natural...
Tardé 5 minutos en preparar el alta de Enfermería y organizar su engrosado historial, para que la enfermera de planta no perdiera tiempo en revisarla y encontrara la información que necesita así, a golpe de vista.
Me despedí de mi paciente que se iba emocionado y agradecido por los cuidados que le habían procurado en los momentos duros del postoperatorio inmediato y en los días siguientes y pensé en llamar al control de la planta para avisar de que iban a recibir un paciente procedente de la UVI, comentar a la enfermera correspondiente los antecedentes del enfermo, de qué estaba operado, el tratamiento... en fin, lo normal que se hace cada vez que se manda a un paciente a planta. En realidad es pura cortesía por parte nuestra, ya que todos los datos están perfectamente detallados en los informes, pero es de agradecer el gesto, ya que con unos minutos de teléfono te haces una idea global respecto al que va a ser tu paciente de forma inmediata...

La conversación fue algo así:
- Hola, ¿qué tal? te llamo de la UVI. ¿Llevas la cama *?;!& ?
- Sí, la llevo.
- Vale, es para informarte de que vas a recibir un enfermo operado de...
- Sí "el pulmón" que llevo esperando desde media mañana...
- No sé, me han dado el alta y el número de cama hace 20 minutos... bueno te cuento... blablabla... el señor es diabético y no ha precisado insulina en el desayuno, pero tiene controles de glucemia antes de las comidas...
- Pues que coma allí.
- ¿Cómo?.
- Sí, que coma en la UVI porque el carro de las comidas ya se ha repartido y para esa cama no había bandeja, así que coma allí.
- Lo siento pero no puede hacerlo, porque va de camino.
-Pues se quedará sin comer, porque yo no puedo pintar una dieta, no es mi problema...
- Te he dicho que el paciente es diabético y necesita comer. (yo, que soy bastante sosegada, empezaba a notar como un calentón monumental comenzaba a recorrerme de abajo a arriba...)
Aquí el carro de comidas aún no ha llegado, pero si viene su dieta no tengo el menor inconveniente en llevarte la bandeja personalmente, lo que no voy a tolerar es que un paciente diabético se quede sin comer. De todas formas no estoy segura de que llegue aquí, ya que en los ordenadores constará el cambio de cama hace horas.
- Pues el mismo problema tienes tú que yo.
- No, perdona, pero el problema lo tienes tú, que eres la responsable del enfermo desde el momento en que entra por la puerta de la habitación ( el tono de mi voz ya no era tan bajo y había dejado de ser amistoso...). ¿Y me estás contando que dejas a alguien sin comer porque no eres capaz de conseguir una dieta? Yo te aseguro que llamo a la gobernanta o hablo con mi supervisora, pero no dejo a nadie en ayunas y menos a un diabético.
- Bueno, pues como es mi problema ya veré lo que hago cuando llegue el enfermo.
- Vale, eso me parece una respuesta más apropiada que decir que no es tu problema.
- Pues vale.
- Pues adiós.
Colgué con un cabreo tremendo y un exantema violáceo se vislumbraba en mi cuello y parte superior del pecho, signo de dermografismo, de sensibilidad extrema en la piel que sufro desde siempre cuando me enfado y me contengo moderadamente...
No hay cosa que me moleste más que la desidia de la gente en éste trabajo, sobre todo cuando de ella pueden derivar consecuencias perjudiciales para el enfermo.
Sé que estamos saturados, que se están muchas horas luchando contra los elementos y a diario, pero cuando olvidamos que lo que tenemos entre manos son personas, seres que sienten y padecen las mismas necesidades, mucho mayores incluso, que nosotros mismos...
A veces no puedo evitar pensar que algunos se merecen una estancia hospitalaria como pacientes para "sufrir" desde el otro lado, ver las cosas con diferente perspectiva...
El resentimiento y los malos rollos los debemos dejar en la puerta, cuando entramos al hospital, nadie tiene por qué sufrirlos injustamente...



"sacalo fuera... ese extraño sentimiento, dolor y resentimiento, andan ya sobrando aquí..."

Se me olvidaba decir que el paciente comió porque yo le hice llegar una dieta con el celador de mi servicio, que por cierto, no tuvo ningún inconveniente en llevársela...
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4 Responses
  1. Anónimo Says:

    Por desgracia en esta vida abunda bastante la gente que lleva colgando de su boca la frase "no es mi problema". Para compensar, hay gente que es capaz de empatizar hasta la respiración del que tiene en frente.

    La sensibilidad,y su homónimo la frialdad, no son cosas que se aprendan, se nace con ellas. Lo práctico sería que gente con esa capacidad de impermeabilización ante el sufrimiento ajeno, trabajara en sitios en donde la materia prima no sea el ser humano.

    Seguro que tu enfermera del otro lado del teléfono podría ser una excelente matemática, u obrera en una cadena de montaje mecánica, pero desde luego tratando seres humanos... no es lo suyo.

    Afortunadamente ese enfermo también encuentra en el SNS a gente como tú.

    Un abrazo.
    Ana


  2. Berni Says:

    Muchas gracias por tu reconocimiento, Ana.
    Yo también tengo malos días en los que casi todo "me resbala", pero en mi trabajo, dada la naturaleza de aquello que "manejo", no puedo permitírmelo, no sería lícito.
    Si alguna vez lo hiciese dejaría la profesión, te lo aseguro.
    Muchas gracias por tu comentario, me alegra enormemente que te pases y compartas tus opiniones en éste rincón.


  3. Irene Says:

    La pena es que tal y como van las cosas en la sanidad pública madrileña se está consiguiendo que cada vez haya más trabajadores quemados, amargados, cansados estresados... ¿y quién lo paga? El que está más cerca, el PACIENTE, que ahora nos incitan a llamar "usuario" y que a su vez, también se enfrenta al trabajador, ya que hablamos de personas que se encuentran en situaciones límite de enfermedad, pérdida, duelo, etc, etc, lo que hace que estén más sensibles y demandantes de lo habitual (lo cual es bastante lógico)y así se crea un círculo vicioso de trabajador-paciente-trabajador que casi nunca sale d allí y en muy pocas ocasionessalpica a la dirección. Desde aquí incito a que el "usuario" actúe, no sólo se enfrente al trabajador, sino que si hay algo que no le parece bien en su atención sanitaria, ponga una reclamción por escrito, para que los de arrib puedan ver lo que se cuece abajo, ¡Que parece que están en la inopia!


  4. Berni Says:

    Me sumo a tu propuesta, Nala.
    También sería muy válido el que las quejas formales las hiciéramos los trabajadores de manera sistemática. Pero ya sabes, por experiencia propia, que no todos están dispuestos a "mojarse".
    Gracias.