Hace dos días, en el trabajo, una compañera me comentaba lo cansada y estresada que se encontraba, debido al infernal ritmo de vida al que nos sometemos casi todos en nuestra particular manera de vivir.
Me decía que después de levantarse tan temprano ( ella a las 5:30 ) y pasarse toda la mañana solventando los problemas del servicio ( es supervisora de una planta de mi hospital ), todavía le quedaba una dura jornada por delante. Tiene hijos y se ocupa de ellos como madre que es y tiene que hacer las tareas "propias" de su género si quiere que la familia funcione...( no es un comentario sexista, sólo lo digo con cierta ironía feminista, porque en ésto alardeamos mucho de ser muy modernas, pero sólo de puertas para afuera, que me río yo de la conciliación laboral y doméstica...). En ocasiones debe dedicar parte de su tiempo personal al trabajo, por lo que cuando dan las 9 de la noche y llega su esposo... pues como que sólo tiene ganas de cenar, o cortarse las venas ( opta, menos mal, por la primera opción ) y arrastrarse hasta la cama para dejarse llevar por el cansancio que la invade hasta un sueño profundo...
Ella me decía "¿qué clase de vida es ésta ?...Yo así no puedo ser feliz..."






Yo intenté animarla en vano, pues de sobra sabía que llevaba toda la razón. Me parece que las mujeres de hoy en día vivimos para darnos a los demás sin tener a penas momentos de dispersión personal que nos llenen de satisfacción personal y de la tan ansiada felicidad.

Echo la mirada atrás y pienso en cómo han vivido las mujeres de generaciones anteriores... y no sé si eran más felices que nosotras. Mi madre dejó su trabajo cuando mi hermano y yo nacimos ( éramos dos bebés prematuros con algunos problemas y no tenía ayuda para criarnos ) y bastante tenía la mujer con sacarnos adelante. Poco después la familia creció, nació mi hermano pequeño y las tareas domésticas se multiplicaron.

En todos los años de mi infancia recuerdo pocas veces a mi madre parecer feliz. Ella decía que el ser ama de casa no estaba pagado "ni con todo el oro del mundo" y creo firmemente en ello. No tienes horario de entrada ni salida, disponible las 24h y sin sueldo que te recompense a final de mes.
Para mi siempre ha sido una prioridad el trabajo fuera del hogar, al que le dedico mucho más tiempo del que quizá debiera... A veces me pregunto si ese derecho que tengo y que defiendo abiertamente no supone una obligación que me esclaviza y me crea sentimientos de culpabilidad por no poder dedicar suficiente tiempo a mi hija, por ejemplo. O son éstos sentimientos auto castigadores un resquicio de la educación machista que involuntariamente recibí por ambas partes ( mi "pater" era muy progresista, pero en casa no hacía ni "el huevo" )...

Parte de la infelicidad la dan las obligaciones laborales, pero si nos las quitan tampoco somos capaces de conseguir un estado de felicidad... ¿?¿?
Qué paradojas tiene la vida...



Un "estado de flujo"... dice que es la felicidad... que se aprende a gestionar y se equilibra en el trabajo... pues a ver si alguien nos enseña a hacerlo, leche!
Se nota que Punset me gusta... ese "intelecto con patas"... jajaja!



3 Responses
  1. Juana Says:

    ¿Qué es la felicidad? Según Mattieu Richard, el hombre más feliz del mundo:
    "La felicidad es un estado de realización interior, no el cumplimiento de deseos ilimitados que apuntan hacía el exterior."

    "La felicidad no es un lugar al que llegar, es una manera de andar."
    Alex Rovira

    Ser feliz es una elección personal, porque la vida......depende, de según como lo mires todo depende.


  2. Juana Says:

    Me he pasado 12 años con media jornada, mi hija ha estado enferma, ha sido una de las épocas más felices y creativa para mi vida interior. Siempre se elige, elige lo que más te guste, en lo que te sientas más feliz.
    Solo que para eso.......hay que saber que es lo que nos hace más felices.


  3. Berni Says:

    No,si así ando, Juana... en ello estoy, después de un período extraño y semicaótico en mi vida, en ello estoy...
    Muchas gracias por tus sabios consejos, aunque no te lo creas, me ayudan mucho. Es un lujo contar con ellos.