Los "eventos sociales" en los que nos vemos inmersos en éstas fechas prenavideñas hacen que la agenda de trabajo y la ociosa se solapen peligrosamente.
La época en la que estamos es la excusa perfecta para organizar comidas, cenas y reuniones sin fin, algo que a los españoles nos encanta, sobre todo porque es motivo suficiente para demostrar nuestra querencia por el arte culinario, tan enraizado en nuestra cultura.
Todo lo importante lo solemos celebrar en torno a una buena mesa, cosa que a mí me encanta.
Disfruto inmensamente comiendo en compañía de buenos amigos. Me gusta la cocina tradicional, la moderna, la nacional (especialmente), la internacional ( italiana, francesa, árabe...), eso sí, en cantidad abundante...
Que soy de buen comer, vaya, aunque mi aspecto "estilizado" despiste y haga impensable que pueda ingerir como lo hago y además me produzca tanto placer.

El martes pasado fui a una cena especialmente agradable, con un grupo de personas entrañables con las que he compartido unos meses de experiencia laboral muy gratificante y bastante distinta a la que conocía hasta el momento.
He tenido la suerte de pertenecer a un equipo estupendo de profesionales varios al servicio privado de un cliente muy especial.
"Mi jefe" era una persona "exclusiva" en muchos aspectos y no sólo por el status social al que pertenecía.
Sus cualidades humanas lo hacían único.
A pesar de encontrarse en una situación dura (durísima), de tener una limitación física absoluta y sufrir una dependencia total, requiriendo por ello toda clase cuidados, desde los más básicos hasta los más específicos, no perdió nunca las ganas de vivir y de luchar, ánimo que mantuvo siempre hasta el final con una complaciente sonrisa.
Cualquiera de nosotros no hubiera sobrevivido en tales circunstancias mucho, ya no por la necesidad de medios técnicos y humanos, sólo posible con unos recursos económicos enormes, sino por la fuerza vital y el tremendo tesón requeridos para ello.
Estos valores y otros muchos eran admirables en el caso de "mi jefe".

Disfruté de muy buenos momentos a su cuidado y conocí a muchas personas estupendas e interesantes que de otro modo me hubiera resultado impensable.
Recuerdo algunas tardes con especial cariño, cuando le ponía ópera y ambos disfrutábamos en silencio de la música.
De vez en cuando yo no podía evitar "canturrear" y él me decía con su particular habla y en tono jocoso "Berni, te he oído, estás cantando...", a lo que yo, algo apurada, contestaba " pues sí, Don R., me ha pillado...".
En otra ocasión le estaba leyendo un libro sobre los coleccionistas de arte más famosos del mundo (él era una persona muy culta y con una experiencia vital increíble). Me detuvo en la lectura y me dijo:
"Berni, mi colección más querida y preciada es la de mis bellas enfermeras"...
Su comentario me conmovió inmensamente. La cualidad de belleza a la que él se refería era mucho más amplia, sin duda una visión profunda de la percepción humana, ya que su absoluta ceguera le impedía conocernos físicamente.
No obstante la falta de vista era uno de los "handicap" que más lamentaba, ya que su pérdida fué progresiva y él había sido una admirador en general, de todo lo bello.
Así pues tuvo que hacer suyo aquello de "las cosas más bellas de éste mundo no se ven ni se tocan, se sienten en el corazón"...

Su tremenda fortaleza mental y su carácter férreo pero generoso hace que me acuerde mucho de él y haya sentido su pérdida como si de un familiar mío se tratase.

Ese es el legado más preciado que podemos dejar las personas de nuestro paso por éste mundo, el que los demás nos guarden en sus recuerdos y en su corazón por mucho tiempo.

El unió a un grupo de personas que, en su nombre, desean seguir viéndose ocasionalmente para recordar tantos momentos especiales e intensos que junto a él y por él vivieron y poder así compartir unas agradables y emotivas horas de encuentro.

Va por usted, D.Ra, ésta aria "O Fortuna", del "Carmina Burana" de Orff, una de sus favoritas...


Y por todos los que tuvimos la suerte de compartir tantos momentos con usted.
Un cariñoso saludo y un gran beso a todos.
2 Responses
  1. Juana Says:

    Eso es un maestro, da igual las condiciones, da igual como y donde están, da igual todo, hay personas que te encuentras en "el camino", que yo creo que ya estaban en nuestro corazón desde hace mucho, muchísimo ...... seguramente hace eones.


  2. Berni Says:

    Pues quizá sea así.
    No se si es posible que estén en nuestro corazón desde hace tanto tiempo, pero que tienen una asombrosa capacidad para tocarlo... eso seguro.