Hace unos días una amiga me llamó a última hora de la tarde para decirme que un primo suyo acababa de morir en una de las UVIs de mi hospital. Yo entraba en el turno de noche y cuando llegué, mi amiga y su familia se habían marchado.
Hablé con ella por teléfono, y aún estando muy apenada, me explicó cómo ocurrió todo.
Fue una muerte trágica, totalmente inesperada, a la que se unieron circunstancias desfavorables que ennegrecieron más, si cabe, la nefasta situación.
Lo que más la dolió fué la frialdad del ambiente hospitalario. Al fallecer su familiar todos los allegados se rompieron de dolor en una "sala de espera" situada en mitad de un pasillo, con gente que iba y venía por las escaleras a escasos metros de ellos. Carecieron de la más básica intimidad que se precisa en esos momentos tan duros, y no les fue posible estar con el fallecido en un sitio acondicionado para ello, porque simplemente no existía.
A mi amiga le pareció increíble que eso sucediera en un hospital de nuestro sistema sanitario, en los años en que nos encontramos, era casi tercermundista.
Muchos son los déficits de nuestro sistema de salud, y a la vez que salimos en los periódicos por la tecnología y la innovación en incremento progresivo, otras cuestiones fundamentales se nos están escapando de las manos.
En la UVI en la que trabajo hasta hace poco sí había una estancia donde los familiares podían tener unos momentos de intimidad con el recién fallecido, antes de que este fuera trasladado a "Velatorios", servicio donde no existe posibilidad alguna de contacto familia-difunto.
Esa salita ahora es el cuarto de taquillas de los médicos, pues la que había para ese menester, fue suprimida debido a las obras de remodelación del hospital.
Digo yo que los médicos podrían cambiarse fuera del servicio, como hacemos todo hijo de vecino, pues hay cientos de vestuarios repartidos por todo el hospital.
Al jefe de servicio (le hago responsable a él porque al fin y al cabo es el que permite, negocia y decide todo lo que ocurre en su unidad) le debe importar más la comodidad de su medical staff que el que los familiares dispongan de unos minutos de intimidad en pleno duelo.
Luego hablamos de calidad asistencial...
Tendríamos que planteranos cuestiones muy básicas para entender que parte de esa excelencia que todos virtualmente deseamos emana de actos y condicionantes muy sencillos, de aquello que se encuentra en la esencia de la CUALIDAD HUMANA.
Quizá con un poco más de sensibilidad, calor, compasión... and "Human Touch"...
"Tell me, in a world without pity
Do you think what I'm askin's too much
I just want something to hold on to
And a little of that Human Touch
Just a little of that Human Touch"
Hablé con ella por teléfono, y aún estando muy apenada, me explicó cómo ocurrió todo.
Fue una muerte trágica, totalmente inesperada, a la que se unieron circunstancias desfavorables que ennegrecieron más, si cabe, la nefasta situación.
Lo que más la dolió fué la frialdad del ambiente hospitalario. Al fallecer su familiar todos los allegados se rompieron de dolor en una "sala de espera" situada en mitad de un pasillo, con gente que iba y venía por las escaleras a escasos metros de ellos. Carecieron de la más básica intimidad que se precisa en esos momentos tan duros, y no les fue posible estar con el fallecido en un sitio acondicionado para ello, porque simplemente no existía.
A mi amiga le pareció increíble que eso sucediera en un hospital de nuestro sistema sanitario, en los años en que nos encontramos, era casi tercermundista.
Muchos son los déficits de nuestro sistema de salud, y a la vez que salimos en los periódicos por la tecnología y la innovación en incremento progresivo, otras cuestiones fundamentales se nos están escapando de las manos.
En la UVI en la que trabajo hasta hace poco sí había una estancia donde los familiares podían tener unos momentos de intimidad con el recién fallecido, antes de que este fuera trasladado a "Velatorios", servicio donde no existe posibilidad alguna de contacto familia-difunto.
Esa salita ahora es el cuarto de taquillas de los médicos, pues la que había para ese menester, fue suprimida debido a las obras de remodelación del hospital.
Digo yo que los médicos podrían cambiarse fuera del servicio, como hacemos todo hijo de vecino, pues hay cientos de vestuarios repartidos por todo el hospital.
Al jefe de servicio (le hago responsable a él porque al fin y al cabo es el que permite, negocia y decide todo lo que ocurre en su unidad) le debe importar más la comodidad de su medical staff que el que los familiares dispongan de unos minutos de intimidad en pleno duelo.
Luego hablamos de calidad asistencial...
Tendríamos que planteranos cuestiones muy básicas para entender que parte de esa excelencia que todos virtualmente deseamos emana de actos y condicionantes muy sencillos, de aquello que se encuentra en la esencia de la CUALIDAD HUMANA.
Quizá con un poco más de sensibilidad, calor, compasión... and "Human Touch"...
"Tell me, in a world without pity
Do you think what I'm askin's too much
I just want something to hold on to
And a little of that Human Touch
Just a little of that Human Touch"
Berni.
Sábado 13/2/10.
pues tienes razón y Miguel también. Aunque en mi hospital esto es algo distinto, sólo algo. En nuestra unidad de intermedios (Reanimación) no disponemos de ningún despacho para informar a la familias de la gravedad de su familiar. No hay intimidad, en un rincón a la escucha de todos tenemos que informarles.
No sólo hay que dar calidad médica, calidad sanitaria, hay que dar calidad humana.
A veces en mi hospital ocurre lo contrario. No tenemos todos los medios técnicos y lo intentamos suplir con nuestro interés y calor humano. Tampoco esto es suficiente.
Además de todas esas cosas que cita Miguel Ángel, muy importantes, tenemos otros ejemplos que vulneran directamente derechos legales del paciente. El secreto profesional se mancilla de forma constante cuando se manejan datos clínicos de un paciente en los pasillos mientras el médico informa a los familiares, por ejemplo. Sí, esto sucede. Sonsoles lo cuenta y yo lo reafirmo (en mi UVI ocurre lo mismo).
Es difícil no reaccionar con vehemencia ante la indignidad y es casi imposible no caer en el fatalismo de la impotencia.
Pero sabemos hacer cosas más difíciles.
Os animo a seguir siendo creativos también en la crítica aunque sólo sea para no correr el riesgo de terminar dañando la sonrisa.
Los pacientes la necesitan.
Un abrazo.