Hablar de la muerte no es nada fácil, y menos cuando lo haces con enfermos que son plenamente conscientes de que van a morir en pocos días.
Por mi experiencia en un servicio de Hematología creo que puedo afirmar, sin ningún género de duda, que los pacientes que hablan de la muerte con claridad, agradecen que su interlocutor lo haga con la misma sinceridad y sin tapujos, porque la certeza del conocimiento, en estos casos, es siempre mucho más tranquilizadora que "el no saber".
Cuando un paciente te dice, "Me estoy muriendo, ¿verdad?" es duro, muy duro, pero si le miras a los ojos, sentirás que pregunta para que le digas la verdad, no para mentirle.
Él deposita en ti la confianza suficiente como para hacer esta pregunta, a sabiendas que la respuesta será lo que hay, y consciente totalmente de que este asunto incomodará mucho a su receptor.
El conocimiento, en estos casos, se convierte en pura necesidad, por eso siempre debemos responderle con la verdad, si lo que pretendemos es ayudar a satisfacer su demanda. Llegado a este punto, en el que las preguntas del paciente son tan directas y concretas, podemos estar seguros que el mismo se siente suficientemente preparado, y acepta la situación de irreversibilidad y un venidero estado "ominoso" a muy corto plazo.
Ahora, ¿cómo debemos abarcar el asunto?
Siempre se habla de "la verdad soportable" como arma de manejo en este tipo de circunstancias.
Cuando llevamos un tiempo con el paciente y el contacto con la familia es el adecuado, sabremos perfectamente lo que este es capaz de asumir.
Por mi experiencia en un servicio de Hematología creo que puedo afirmar, sin ningún género de duda, que los pacientes que hablan de la muerte con claridad, agradecen que su interlocutor lo haga con la misma sinceridad y sin tapujos, porque la certeza del conocimiento, en estos casos, es siempre mucho más tranquilizadora que "el no saber".
Cuando un paciente te dice, "Me estoy muriendo, ¿verdad?" es duro, muy duro, pero si le miras a los ojos, sentirás que pregunta para que le digas la verdad, no para mentirle.
Él deposita en ti la confianza suficiente como para hacer esta pregunta, a sabiendas que la respuesta será lo que hay, y consciente totalmente de que este asunto incomodará mucho a su receptor.
El conocimiento, en estos casos, se convierte en pura necesidad, por eso siempre debemos responderle con la verdad, si lo que pretendemos es ayudar a satisfacer su demanda. Llegado a este punto, en el que las preguntas del paciente son tan directas y concretas, podemos estar seguros que el mismo se siente suficientemente preparado, y acepta la situación de irreversibilidad y un venidero estado "ominoso" a muy corto plazo.
Ahora, ¿cómo debemos abarcar el asunto?
Siempre se habla de "la verdad soportable" como arma de manejo en este tipo de circunstancias.
Cuando llevamos un tiempo con el paciente y el contacto con la familia es el adecuado, sabremos perfectamente lo que este es capaz de asumir.
Tenemos la opción de contestar formulando otras preguntas. Por ejemplo, si un paciente te dice "¿me estoy muriendo?" podemos contestar diciendo "¿Por qué me preguntas eso? ¿es lo que crees que está sucediendo?"
Obtendremos respuestas que nos clarifiquen la actitud del paciente, si es capaz de hablar con calma del tema es muy probable que haya llegado a la fase de aceptación de la muerte y necesite cierta información para resolver temas pendientes. Indagaremos sobre sobre sus verdaderas inquietudes, pero nunca debemos engañarle.
La aceptación es una liberación, necesaria para un proceso óptimo en este paso final que es parte de la vida.
Obtendremos respuestas que nos clarifiquen la actitud del paciente, si es capaz de hablar con calma del tema es muy probable que haya llegado a la fase de aceptación de la muerte y necesite cierta información para resolver temas pendientes. Indagaremos sobre sobre sus verdaderas inquietudes, pero nunca debemos engañarle.
La aceptación es una liberación, necesaria para un proceso óptimo en este paso final que es parte de la vida.
Ahora bien ¿estamos todos los profesionales preparados para hablar de la muerte con un paciente sin que este momento nos suponga una situación estresora importante y/o nos genere cierto estado de ansiedad?
"La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene"
Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
"La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos"
Antonio Machado (1875-1939) Poeta y prosista español.
Berni.
Martes 2/2/10.
Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
"La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos"
Antonio Machado (1875-1939) Poeta y prosista español.
Berni.
Martes 2/2/10.
Hace tiempo que vengo, leo, escucho tu música, veo la foto de tu guapísima niña y no he dejado ni un saludo: mil perdones, o mil besos; pero desde que ví hace unos días un vídeo sobre el tema que propones, le doy vueltas y vueltas ¿lo conoces?. http://www.lstudio.com/films-on-l/lightborne-by-e-chaperojackson.html
Qué tremendo!
Parece que es de todos conocido el ciclo vital...pero tener que aceptar el propio fin de manera lúcida, el saber que la semana que viene ya no estarás en este mundo, sin poder abrazar a tus seres queridos, sin compartir con ellos su día a día...
No estamos preparados en nuestra sociedad para la muerte.
preciosa imagen
Voy a escribir mis pensamientos porque no suelo hablar de este tema.
Ayer vi en una serie de tv cómo un médico le decía a otro "no me gusta la hipocresía" y otro le respondía "pero sí la crueldad". Me parece que Berni quiere decir que tan importante es hablar sobre ello, como saber hacerlo.
La técnica de responder preguntando me parece muy beneficiosa: para el paciente porque se desahoga y ayuda a que encuentre sus propias respuestas y para el profesional, porque no tiene que dar contestaciones precipitadas.
Preguntamos, creo, sobre nuestra muerte igual que un niño pregunta sobre la vida, necesita una respuesta a una inquietud, no una proclama de certeros detalles innecesarios. Detrás de la manifiesta duda sobre la propia muerte está el miedo, la preocupación, la soledad, la incertidumbre… verdad, consuelo y esperanza han de ir de la mano.
Vivir mata, ignorarlo es engañarse.
Apasionante y difícil asunto.
Un saludo.
Muchas veces he tenido que sentarme con un paciente a explicarle lo que su médico (cirujano, internista, médico de cabecera o, incluso, oncólogo) no le ha explicado. Saber tus opciones, sobre todo cuándo estás preguntando por ellas, sobre todo cuándo quieres saber, es un derecho de la persona. Esconderlo es caer en la medicina paternalista en la que el paciente era un mandado. Por Dios, es su vida. Hay que dejarle escoger. Y, generalmente, te sorprenden.
MiAnestesista:
No tienes que disculparte de nada, prefiero lo de los mil besos :) Se que estás por estos lares con cierta frecuencia, pero me alegra mucho que te manifiestes.
El vídeo que has linkeado es muy bueno. Haré una entrada con él, porque es una fiel representación de la realidad.
Gracias por sugerirlo.
Muchos besos también para ti.
Anónimo:
Tienes razón, en las sociedades occidentalizadas la muerte es aún un tema que muchos evitan, difícilmente puede aceptarse.
Tragalágrimas:
?
Eva:
Efectivamente, debemos aprender a hablar de la muerte con nuestros pacientes con natularidad y sabiduría, es un tema delicado para alguien que "va a cruzar la línea", pero no tiene por qué darnos miedo.
Javier:
Esa necesidad de saber, igual a la que tienen los niños, es importante poderla saciar de la manera que dices:
Con verdad, consuelo, mucho tacto y esperanza, siempre que la haya.
Un saludo.
Dra jomeini:
Lo expresas muy bien: el conocer es un derecho cuando se demanda información.
La actitud paternalista puede ser "cómoda" para aquellos pacientes que no se sienten con fuerzas de decidir, pero, salvo estos casos, resultaría totalmente inapropiada. ¿Dónde queda en principio de Autonomía del paciente?
Miguel Ángel:
Si en alguna ocasión me encontrara en esa situación (terminal) y nadie se atreviera a contestar mis preguntas, te pediría que me invitaras a un café. Creo que serías un contertulio ideal.
Gracias a todos por los estupendos comentarios y por estar ahí. Es un placer compartir y contrastar opiniones en temas así.
Disculpadme por el retraso en contestar, últimamente no puedo dedicar tanto tiempo al blog como desearía...
A ver si lo remedio...