El viaje hacia el fondo del abismo fue muy rápido, pero inversamente proporcional al dolor que pude sentir.
La visión de mi paraíso y sus particulares habitantes era cada vez más lejana, lo que me producía una tristeza inmensa, que afloró en forma de grandes lágrimas a mis ojos, nublando e impidiendo su sentido. Pero el recuerdo gravado casi a fuego en la retina permanecía, haciéndome consciente de la situación, ahondando aún más mi dolor.
Mientras me precipitaba pensaba en quienes podían ser aquellas temibles criaturas, cuya proximidad helaba la sangre de mis venas y a pesar de su mirada incandescente.
En alguna ocasión oí hablar de las Valquirias, pero no de las diosas menores de la mitología nórdica... sino de las Walkyries, seres de probable origen humano transformados en esclavos que forman parte del ejército demoníaco y que aguardan acechantes en cualquier rincón a la espera de una fatal caída de cualquiera de nosotros...
Max Payne iba en busca de lo que dios hubiera querido ocultar siempre, los Ángeles caídos, negros y maléficos que un día fueron blancos y bondadosos...
La visión de mi paraíso y sus particulares habitantes era cada vez más lejana, lo que me producía una tristeza inmensa, que afloró en forma de grandes lágrimas a mis ojos, nublando e impidiendo su sentido. Pero el recuerdo gravado casi a fuego en la retina permanecía, haciéndome consciente de la situación, ahondando aún más mi dolor.
Mientras me precipitaba pensaba en quienes podían ser aquellas temibles criaturas, cuya proximidad helaba la sangre de mis venas y a pesar de su mirada incandescente.
En alguna ocasión oí hablar de las Valquirias, pero no de las diosas menores de la mitología nórdica... sino de las Walkyries, seres de probable origen humano transformados en esclavos que forman parte del ejército demoníaco y que aguardan acechantes en cualquier rincón a la espera de una fatal caída de cualquiera de nosotros...
Max Payne iba en busca de lo que dios hubiera querido ocultar siempre, los Ángeles caídos, negros y maléficos que un día fueron blancos y bondadosos...
Jugando con unos me encontré involuntariamente con los otros... y la huída fue del todo imposible...
Continuará...
Un día dije que triste no valgo la pena. Una joven médico que se llama Raquel, me contestó que bajamos abajo para coger impulso y poder subir más arriba.
Los seres mágicos salimos de nuestra potente luz y nos vamos a la oscuridad, para poder ver las estrellas.
Las estrellas... o las criaturas de aspecto horrible que habitan en las profundidades de los océanos. Pero como todo tiene su recompensa, la visión de las mismas si que nos sirve para constatar su existencia, que nunca viene mal. Además es totalmente cierto eso que te dice Raquel (tomamos más impulso en el ascenso).
Lo que no nos mata nos hace más fuertes, sin duda...
Berni, ya sabes que la tristeza y la alegría viajan en el mismo tren....
Unos días en el fondo del océano y otros en nuestra nube azul.
Besos.
Sí, Miguel, la vida a veces es como una montaña rusa.
Lo ideal sería poder mantenernos en el punto medio, fluctuando levemente en dicho nivel (si no hay fluctuaciones la felicidad sería relativa...o inexistente).