Este es el título de un libro que me recomendó Eva, compañera de trabajo, amiga, lectora habitual y comentarista del blog.
Es una historia real sobre un mal que aqueja hoy en día a muchas personas:
Es una historia real sobre un mal que aqueja hoy en día a muchas personas:
El cáncer.
El escritor, Ray Kluun, cuenta la experiencia vivida con la enfermedad que sufrió su mujer, cuando a los treinta y pocos le diagnostican un tumor maligno de mama muy agresivo.
Había leído con anterioridad otros libros escritos por enfermos de cáncer, donde narran su propia lucha por seguir adelante y ganar la batalla a ésta cruel enfermedad. Páginas enteras dedicadas a expresar sus miedos, su dolor, sus síntomas, sus sentimientos ante el proceso mórbido y ante las terapias existentes, con efectos secundarios terribles, incapacitantes en muchas ocasiones...
Conozco bien una pequeña parte de lo que viven éstas personas como pacientes en el medio hospitalario, ya que estuve seis años trabajando en una planta de Hematología... experiencia muy dura, pero sumamente aleccionadora.
Aunque lo pueda imaginar de alguna manera, ignoro la real repercusión del cáncer en la vida rutinaria, lo que implica, por ejemplo, la amputación de un pecho en una mujer joven para su vida íntima, los problemas de imagen que pueda generar la alopecia (yo los veía a todos calvitos "estupendos", pero supongo que "es un trago" sufrirlo, de cara a los demás, sobre todo para una mujer...), o el cansancio extremo y casi crónico que impide que puedas tomar a tu hijo/a en brazos...
Por ello, y por la manera en que está narrada la historia, este libro me ha parecido diferente y muy interesante.
Stan, el marido de la enferma, expone una percepción muy particular de la enfermedad y de sus consecuencias sobre su vida general, tanto en el plano familiar y conyugal, como en sus relaciones laborales.
El protagonista es, por tanto, el otro miembro de la pareja, el individuo "no afecto" en sí, que casi siempre en éstos procesos queda en segundo plano, pero al que las circunstancias patológicas golpean también de lleno.
Stan es un tipo "con suerte", como muchos lo definirían:
dueño de una fructífera empresa de marketing, casado con una mujer alegre y bella que "bebe los vientos" por él, una hija pequeña preciosa y mucho éxito social.
Él mismo se autodefine como un hedonista con una acusada monofobia.
Esta particularidad en su doctrina vital, la especial forma de relacionarse sexualmente con las mujeres, junto con el desequilibrio que una patología grave supone para la vida normal, determinará que Stan se encuentre totalmente perdido a la hora de manejar sus emociones y sentimientos respecto a su propia mujer.
El avance de la enfermedad descabalará todo su bienestar, y su forma de disfrutar y entender la vida se desmoronarán progresivamente.
El lector conoce desde un principio el desenlace de la batalla entre Carmen y el cáncer, ya que la historia global está resumida en una sencilla sinopsis en el reverso de la portada.
La forma de afrontar la muerte de Carmen se puede definir como "la deseable", admirable para muchos:
Aceptación final de un recorrido que no tiene vuelta atrás, con toma de decisiones muy duras, pero determinantes en un estadío terminal.
"Una mujer va al médico" me ha enseñado a ver el cáncer desde otro punto, y a comprender, en parte, unas relaciones conyugales algo atípicas o no bien aceptadas en nuestra sociedad.
Para terminar éste post colgaré un tema de una artista que ha sufrido en su propia persona la enfermedad, y de la que ha salido victoriosa por el momento, lo cual me alegra enormemente.
El álbum que creó tras ver un poco de luz en su túnel tiene un título muy significativo "Vida tóxica", por lo que os podréis imaginar que éste último trabajo está cargado de sentimientos y de recuerdos cercanos sobre la enfermedad y su lucha.
"Se feliz"...
Gracias Eva por tu recomendación, me ha encantado (aunque no fue fácil, al final conseguí dos ejemplares, creo que ya te lo comenté).
Berni.
Viernes 26/6/09.
El escritor, Ray Kluun, cuenta la experiencia vivida con la enfermedad que sufrió su mujer, cuando a los treinta y pocos le diagnostican un tumor maligno de mama muy agresivo.
Había leído con anterioridad otros libros escritos por enfermos de cáncer, donde narran su propia lucha por seguir adelante y ganar la batalla a ésta cruel enfermedad. Páginas enteras dedicadas a expresar sus miedos, su dolor, sus síntomas, sus sentimientos ante el proceso mórbido y ante las terapias existentes, con efectos secundarios terribles, incapacitantes en muchas ocasiones...
Conozco bien una pequeña parte de lo que viven éstas personas como pacientes en el medio hospitalario, ya que estuve seis años trabajando en una planta de Hematología... experiencia muy dura, pero sumamente aleccionadora.
Aunque lo pueda imaginar de alguna manera, ignoro la real repercusión del cáncer en la vida rutinaria, lo que implica, por ejemplo, la amputación de un pecho en una mujer joven para su vida íntima, los problemas de imagen que pueda generar la alopecia (yo los veía a todos calvitos "estupendos", pero supongo que "es un trago" sufrirlo, de cara a los demás, sobre todo para una mujer...), o el cansancio extremo y casi crónico que impide que puedas tomar a tu hijo/a en brazos...
Por ello, y por la manera en que está narrada la historia, este libro me ha parecido diferente y muy interesante.
Stan, el marido de la enferma, expone una percepción muy particular de la enfermedad y de sus consecuencias sobre su vida general, tanto en el plano familiar y conyugal, como en sus relaciones laborales.
El protagonista es, por tanto, el otro miembro de la pareja, el individuo "no afecto" en sí, que casi siempre en éstos procesos queda en segundo plano, pero al que las circunstancias patológicas golpean también de lleno.
Stan es un tipo "con suerte", como muchos lo definirían:
dueño de una fructífera empresa de marketing, casado con una mujer alegre y bella que "bebe los vientos" por él, una hija pequeña preciosa y mucho éxito social.
Él mismo se autodefine como un hedonista con una acusada monofobia.
Esta particularidad en su doctrina vital, la especial forma de relacionarse sexualmente con las mujeres, junto con el desequilibrio que una patología grave supone para la vida normal, determinará que Stan se encuentre totalmente perdido a la hora de manejar sus emociones y sentimientos respecto a su propia mujer.
El avance de la enfermedad descabalará todo su bienestar, y su forma de disfrutar y entender la vida se desmoronarán progresivamente.
El lector conoce desde un principio el desenlace de la batalla entre Carmen y el cáncer, ya que la historia global está resumida en una sencilla sinopsis en el reverso de la portada.
La forma de afrontar la muerte de Carmen se puede definir como "la deseable", admirable para muchos:
Aceptación final de un recorrido que no tiene vuelta atrás, con toma de decisiones muy duras, pero determinantes en un estadío terminal.
"Una mujer va al médico" me ha enseñado a ver el cáncer desde otro punto, y a comprender, en parte, unas relaciones conyugales algo atípicas o no bien aceptadas en nuestra sociedad.
Para terminar éste post colgaré un tema de una artista que ha sufrido en su propia persona la enfermedad, y de la que ha salido victoriosa por el momento, lo cual me alegra enormemente.
El álbum que creó tras ver un poco de luz en su túnel tiene un título muy significativo "Vida tóxica", por lo que os podréis imaginar que éste último trabajo está cargado de sentimientos y de recuerdos cercanos sobre la enfermedad y su lucha.
"Se feliz"...
Gracias Eva por tu recomendación, me ha encantado (aunque no fue fácil, al final conseguí dos ejemplares, creo que ya te lo comenté).
Berni.
Viernes 26/6/09.
Me alegro de que te gustase. Cuando lo leí me acordé de ti por varios motivos.
A mí me sorprendió porque no es de lágrima fácil, por la visión especial de la vivencia de Stan con la enfermedad y por el tema de la eutanasia en Holanda.
Lo compré por el título y la portada y resultó ser uno de esos libros que apetece prestar para hablar de él. Gracias a ti, Berni.
Es un libro que a mi me ha provocado reacciones muy opuestas. Sorprende por el lenguaje de Stan, chocante, grosero a veces, con un trasfondo casi patológico si nos atenemos a su relación con las mujeres... ¿no crees?.
Pero a la vez encuentras que el Amor no es sólo lo que parece, lo que la mayor parte de las personas, al menos en nuestra sociedad y cultura, entienden y aceptan.
Los enlaces musicales y literarios como cabecera de cada capítulo me han encantado. Tienen cierta similitud con éste blog.
Por cierto...
Me estoy fijando en las horas de nuestras visitas en éste rincón...
Yo me voy a currar en breve y he aprovechado el momento de calma y quietud que reina en casa para tomarme el primer café del día delante del ordenata (yo sé que a tí también te gusta hacerlo, puro vicio, jeje)
Pero dada la hora de tu comentario y nuestros turnos no coincidentes... ahora comprendo por qué nunca coincidimos en el Chat... Imposible! jajajajajaja...