Son las siete de la tarde y aún ando agilipollada por el efecto del sueño diurno y el trastorno en los biorritmos que te produce hacer lo que todo el mundo, pero al revés...
Esta noche ha sido... ¿cómo calificarla? Rara...
Esta noche ha sido... ¿cómo calificarla? Rara...
Al entrar por la puerta del servicio y ver que estaba en el puesto balanceante que llamamos "torre-int", ya me entró el palpito de que iba a ser un turno... divertido...
Fui a la "intensiva pequeña" y pude comprobar que, efectivamente, lo iba a ser, cuando vi al jefe de la guardia ensangrentado intentando colocar varios tubos de tórax a una paciente que hoy había sido intervenida por sexta vez...
La enfermera que acababa de entrar tenía la cara desencajada mientras estaba metida de pleno en el fregao y la auxiliar corría de un lado para otro intentando buscar con prontitud lo que el médico solicitaba con tan estresante urgencia.
La paciente a penas tenía tensión, con las drogas "a cholón", y la saturación era... bueno, la saturación era de susto... un pez en un charco de barro tendría mejor intercambio gaseoso... pero el ventilador ya no daba para más...
Fui corriendo a "torre" para decir que me quedaba en la intensiva pequeña y me encontré otro panorama algo menos desolador, así a primera vista.
La compañera me dijo que ella sola se bandearía bien con los cuatro enfermos ( todos intubados y cogidos con pinzas ), pero que a uno lo subiría al quirófano en cualquier momento porque estaba malísimo... no sabría si volvería...(el paciente... a ella no la quedaba más remedio...).
- Volverá - la dije - ¿ cuántos pacientes subimos que no vuelvan ...? Todos regresan, aunque se mueran en el ascensor o nada más llegar a la UVI...
Vale, llámame cuando tengas que irte, me quedaré mientras con los demás...
El puesto basculante es sin duda el peor, porque tienes que reforzar donde la cosa esté más jodida y cuando todo está mal no das de sí ... Tienes la sensación de estar en todas partes y en ninguna... pero el don de la dualidad no lo tengo, de momento...
Haré un inciso de unas horas, porque aunque querría seguir escribiendo, mi hija está que se sube por las paredes y, a pesar de las nulas ganas que tengo, debo salir para airearla un poco...
Continuaré mañana... o esta noche, si el insomnio o los ronquidos de mi marido terminan con mis ganas de dormir ( no te enfades, cariño, sabes que te quiero, pero entre el descaraje de horarios que llevo y esos sonidos casi estertóricos pegaos a mi chepa...)
Por animarte un poco, yo también ronco, mi marido y mi hija dicen que como un oso jajaja como eso es motivo de divorcio, él se ha comprado unos tapones, divorciarnos sería mucho más caro y, total sadría perdiendo (esto último lo digo yo que soy una engreida) jajajaja
Aunque no estoy segura de haberte animado mucho ..... pero en fin.
¡Ánimo!
¡qué dura la vida del bloguero, siempre hay alguien distrayéndonos!
un beso enorme
s
Lo de los tapones ya lo he probado, unas veces ayuda y otras no, depende de los decibelios de los estertores jajaja! Además, los tapones generan un "vacio" en los oidos que a mis tímpanos no les molan nada... pero bueno, lo sobrellevo, siempre tengo el recurso de escaparme al ordenador, aunque al día siguiente esté hecha "unos zorros"...jajajaja!
Hay que tomarlo todo con humor...
Lo de la distracción es inevitable, sobre todo cuando hay pitufillos merodeando alrededor...
Qué dura es la vida... en general! jajajaja...