Ya estoy de nuevo por aquí...

Esta noche he podido descansar.
Caí como un plomo en la cama, no tuve tiempo de desvelarme...
Debió ser por el efecto del vino, cada vez que bebo tan preciado caldo me pasa lo mismo, y con un solo vaso...

Estuvimos en un centro comercial y optamos por cenar en un italiano, que era donde menos cola había para entrar.
Las masas de urbanitas saturando todos los locales eran ingentes...parecía que medio Madrid estaba en aquel sitio...
Pudimos comprobar que lo de la crisis no afecta a la ociosidad de los españoles...

En el restaurante disfruté con la música de clásicos como Patty Bravo, Gino Paoli o Toni Dallara, mientras degustaba un timbal de bacalao con berenjenas y bebía suave Lambrusco...





Nos habíamos quedado en las crónicas nocturnas, sobre las 22:10h...

Comencé a sacar el parte de los enfermos y a leer de qué iban:
Una perforación pilórica de hacía dos días y que estaba bastante complicada, una abuelita intervenida de un ca de colon, y un chico con una cirugía bariátrica realizada unas horas antes...
Salvo la primera, que prometía, los otros dos afortunadamente no estaban mal, aunque a la abuelita hubo que ponerla unas sujeciones mecánicas en las manos, porque por la tarde se había arrancado la vía central e iba camino de quitarse el drenaje, la bolsa de colostomía y todo lo que estuviera al alcance de sus pequeñas manos...

- Menuda mala leche que tiene la abuela - dijo la auxiliar -
Creo que en el quirófano casi muerde al anestesista cuando fue a quitarle los piños... ella decía que si la iban a operar la tripa, ¿para qué coño la quitaban los dientes ?...
(hombre, tiene su cierta lógica...).

Adelanté la medicación de las 24h en vista de cómo estaba el percal y entre eso, los cambios y la rutina de trabajo, terminé sobre la una de la mañana...
Mi compañera ya se había centrado con la única paciente que "se quedó" y las maniobras taurinas del médico acometidas con anterioridad parecían que estaban siendo fructíferas, a juzgar por la ligera mejoría hemodinámica y respiratoria que se reflejaba en el monitor.
- Por dios, "doctorsito", cámbiese el pijama, que va hecho un cristo ensangrentao... parece usted salido de una escena de "La matanza de Texas"...


Fui a "torre" donde la otra enfermera estaba ya con tres...
- ¿ Y el cuatro ?
- En quirófano
- Joder, compi, ¿ no te dije que avisaras ?
- Si, pero no te preocupes, ya se pasó alguien de la sala. Tú estabas muy liada...
Vamos a aprovechar para cenar, que cuando vuelva el paciente si que voy a necesitarte...
- OK, aviso en el otro lado y vamos...

I´m ready to go right now, I´m ready to go right now... la canción de John Legend sonaba una y otra vez en mi cabeza...


En la sala del café empezó la guasa cuando saqué mi cena.
El tamaño de las salchichas que llevé debía ser escandaloso y, a esas horas y según habíamos comenzado el turno, los comentarios no podían ser de otra índole...
Por lo menos sirvió para que nos echáramos unas risas y destensar el ambiente, aunque el celador casi se marcha ruborizado ante tanta barbarie femenina... deberíamos llevar mono azul en vez de pijama... y es que la noche "nos confunde" a todos y a todas...

No habíamos terminado de engullir cuando regresó el quirófano y salimos zumbando.
Al recibirlo la anestesista fue muy clara en cuanto a las expectativas de supervivencia del paciente:
- Han abierto y han cerrado, prácticamente... No se puede hacer nada...
En el parte quirúrgico las palabras que emplearon los cirujanos para definir aquello eran premonitorias de un desenlace pésimo: el término "abdomen catastrófico" lo expresa bien. No había salida posible para ese enfermo...

La limitación del esfuerzo terapéutico era una necesidad obvia que se explicó y se consensuó con la familia.
Una hora más tarde el paciente fallecía.

Al ir a por pegatinas a la biblioteca para terminar con la burocracia, cada vez más extensa y complicada, me encontré a los familiares de otro paciente de la sala que también acababa de morir...
La mujer estaba en shock y no paraba de repetir compulsivamente el nombre de su marido entre dolorosos lamentos. Estaba obcecada y sólo podía ver que el hombre con el que había compartido 50 años de su vida había entrado en aquel sitio por una "simple" hemorragia y pocos días después, había encontrado la muerte allí mismo...
El residente trató de calmarla y le explicó que lo de "simple" no era así, que las graves complicaciones surgidas eran las esperables en un enfermo de sus características.
La medicina y los medios técnicos de los que disponemos no pueden solucionar situaciones límite. Esto, al ciudadano de a pié le cuesta asimilarlo a veces, por mucha información clara que se le proporcione.
El médico optó por dejarles en una sala que tenemos habilitada para que las familias dispongan de un momento de intimidad con el fallecido antes de bajarlo al Velatorio.
La verdad es que son momentos tensos y desagradables para todos, incluidos nosotros...

- Joder! pues ahora tenemos un problema:
La familia del paciente que falleció primero no tiene donde estar... y cómo sacas a los otros pobres de la salita y les explicas que tenemos otro...
- Bueno, pues que entren a verle directamente, coloca unos biombos... no se me ocurre otra cosa...
dioxxx, qué situación...
Espero que la otra enferma crítica siga estable, porque si no va a ser tremendo... voy a ver...

Cuando regresé la "intensiva pequeña" di paso a que mi compañera saliese a cenar.
La abuela estaba desbocada y no paraba de revolverse en la cama gritando que le quitáramos esas puñeteras pulseras que la oprimían las muñecas.
Estuve un rato hablando con ella para intentar tranquilizarla. Luego fue la auxiliar, que le empezó a preguntar por su vida...
La señora, de 90 años, decía que se había casado en 1980, aunque tenía una hija de 50 años...
- Entonces te habrás casado en 1880 - comentaba jocosamente la compañera.
- Sí, claro... 1880, como el turrón más caro del mundo, no te jode...
No te cachondees que la pones nerviosa y se agita más, y el chico de enfrente tiene que dormir...

Sobre las 4:30 parece que la cosa se templó y me fui al ordenador a echar un ojo al correo.

Después todo se sucedió con relativa calma.

A las ocho, cuando dábamos el relevo, descubrimos que faltaba una enfermera en la planilla , así pues dimos el pésame a las compañeras entrantes. La mañana se vislumbraba incierta:
las camas desocupadas podían llenarse en cualquier momento y estando bajo mínimos el turno podía ser grandioso...

Cuando llegué a casa tuve que dar infinitas vueltas porque tenemos una iglesia cerca y el culto de las 9h hace que aparcar sea casi una misión imposible.
Mientras conducía con desidia juraba en arameo y me comía los churros calentitos que había comprado para que los míos desayunaran...

Al final me acosté sobre las 10 y me levanté 8 horas después.
Lo siguiente, ya lo conocéis...

Esta vida no es buena... no, no lo es...



















4 Responses
  1. Anónimo Says:

    a ver si te llega un poco de paz, menuda vida

    ánimo


  2. Juana Says:

    En el "Marañón" los turnos son fijos, mañana, tarde y noche. En la noche se trabajan menos días, menos horas y se cobra más. Entre mi gente se pelean por tener ese turno, no se en el resto de los colectivos. Por si te sirve de referencia.


  3. Berni Says:

    ¿Paz?
    ¿Qué es eso?...
    A veces lo deseo, pero no creas, sin este ritmo la vida sería muy aburrida...
    Gracias por los ánimos!


  4. Berni Says:

    Los turnos fijos en este hospital los intentaron quitar hace años y la cagaron...
    Para mí no es ningún chollo estar de noches fijas, pero un módulo o dos al mes me desestresa mucho, me hace desconectarme de los madrugones y del trabajo agotador de las mañanas.