Ayer fue un día muy tranquilo, y no pisamos la playa.
Hacía un calor enorme y e iban a retransmitir el Campeonato Gran Premio de Europa que se celebraba en Valencia, a pocos kilómetros de donde veraneo, así que decidimos quedarnos en el apartamento, y mientras mi santo veía a Fernando Alonso, la niña y yo aprovechamos para refrescábamos en la piscina de la urbanización.
Después de comer nos quedamos los tres "tiesos" en el sofá, el bendito aire acondicionado nos daba un respiro ante tanto bochorno, y no perdonamos un par de horas de siesta.
Luego me dio un flash repentino y decidí que no me podía dejar llevar más por la desidia en la que el sopor y el calor me tenían sumergida, que aquello tendría que terminar y dar paso a la actividad de forma inmediata, así pues me puse las mallas y las zapatillas y me fui a correr, cosa que tenía en mente desde que llegué hace unos días...
Correr: era la primera vez que lo haría desde hace meses, creo que desde que una amiga me convenció para participar en el mes de Junio una carrera popular en Madrid.
Desde entonces no había vuelto a sentir el quemazón en los pulmones y el cansancio extremo que sufres cuando tus piernas no dan para más, cuando tu mente lucha por seguir adelante, pero tu cuerpo pide a gritos un descanso...
Tras unos minutos de estiramiento suave, me puse a ello.
El año pasado en vacaciones lo tomé como una rutina habitual con disciplina casi espartana, y corría a diario, unos 50 minutos del tirón, prácticamente sin parar, sólo aflojando la marcha cuando me encontraba extenuada, pero conseguía no detenerme.
Sospechaba que mi forma física no estaba en tan buen estado, pero no imaginaba que sería tan deprimente y que dejaría tanto que desear...
A los 10 minutos de comenzar ya estaba sintiendo ese dolor en los cuádriceps tan característico, que anuncia que un fracaso corporal generalizado sobrevendría a no mucho tardar.
Cada tortuosidad en el terreno la vivía como una auténtica penitencia, y deseaba sacar fuerzas de la férrea voluntad, es algo que a mí siempre me resulta, pero ésta vez se me nublaba la vista con cada paso que daba, aún intentando mantener una marcha de trote suave.
La verdad es que debía dar lástima verme:
avanzando a duras penas, al borde del derrumbe, con la cara edematosa y enrojecida como un tomate maduro a punto de estallar...
Menos mal que el trayecto que decidí era más solitario al habitual, tan concurrido por éstas fechas, que lo hacen poco recomendable para practicar el running...
Cuando llegué a la fuente del parque que limita la parte urbana con la carretera nacional, sumergí la cabeza bajo el chorro frío del agua maravillosa que viene, según dicen, directamente de las montañas que se divisan en la parte oeste del pueblo.
Normalmente no bebo ni de ese manantial, porque soy un poco especial para eso del agua, y sólo tolero la de Madrid, pero la necesidad acuciaba.
De camino al apartamento, extenuada y medio boqueando, como un pez atrapado en un lodazal, iba pensando que eso se repetiría cada tarde, porque si no iba a ser imposible quitarme esa más que incipiente barriguilla colgandera, la que sale con los treinta... y tantos, y, sobre todo, tras la maternidad, y más cuando no hay tiempo para dedicarlo a hacer ejercicio físico...
Lo de "colgandera", aunque no muy correcto gramaticalmente, es muy definitorio, y cada vez que utilizo éste término, recuerdo a una paciente abuelilla que tuve hace muchos años, con una insuficiencia cardíaca descompensada que entró en edema agudo de pulmón. La pobre, medio ahogada, me decía, como es lógico, que estaba mejor incorporada, "con las piernas colganderas" al borde de la cama...
Pues eso, "la barriga colgandera por encima de la línea del bikini, doñita, la barriga colgandera..."
Y lo del "culo flanero"... ya ni hablamos. Eso lo acuñó una compañera de mi quinta, expuesta también al paso del tiempo, pero que lo asume con mayor alegría y humor... al menos en apariencia...
Bueno, que me voy a la playa, a ver si hago un poco de tumbing bajo el sol inclemente, y recupero fuerzas mientras, leo y pienso en lo que me espera de nuevo ésta tarde...
Berni.
Lunes 24/8/09.