Parece que en ocasiones ciertas circunstancias se acumularan para que un hecho aislado y sin mucha importancia, en principio, diera lugar a una reflexión más profunda acerca de cuestiones nada banales.

Esta misma tarde, cuando he ido a recoger a mi hija al colegio, ha sucedido lo siguiente:
La dirección del centro hizo pintar una raya blanca en el suelo para que los padres u otros familiares que íbamos a recoger a nuestros hijos, lo hiciéramos de manera "organizada", ya que al principio del curso la salida del cole era un momento absolutamente caótico, a causa de la aglomeración de adultos en la zona de recogida. Se provocaban atascos y los niños incluso tenían grandes dificultades para ver a sus padres y pasar...
La instauración de la línea no soluciona la irracionalidad de muchos, pero parece que si todos cumplimos la norma de no traspasarla, el problema se alivia bastante...

Pues bien... siempre hay quienes tienen que pasar de todo ("porque ellos lo valen") y destacar sobre el resto.
Un grupo de cuatro chavales, tres chicos y una chica, de no más de diez o doce años, estaban posicionados bastantes metros por delante de la línea. El conserje les ha advertido en dos ocasiones que se pusieran por detrás de la misma, como estábamos todos los demás. Tras una tercera advertencia con un tono más contundente, los chicos han optado por aproximarse a la línea, pero se han quedado por delante de ella.
Esa actitud de pasotismo e irrespetuosidad ha hecho que saltara un resorte en mi interior, ese que todos tenemos y que se dispara cuando algo o alguien va más allá de los límites de tolerancia que cada uno acepta como permisibles.
Les he preguntado si no entendían lo que significaba estar detrás de la línea, y ellos, con actitud de evidente sorna, han contestado que NO.
Entonces les he recriminado en un tono medio alto, para que todos lo escucharan claro, que me parecía una cuestión harto sencilla de entender, y su actitud reiterada de no cumplir la norma ante la sistemática petición del conserje, me parecía más una falta de respeto hacia el mismo y hacia el resto de los allí presentes, que una falta de entendimiento. Un padre que estaba junto a mí me ha dado tímidamente la razón y "en bajito", que también manda huevos que el decir las cosas lógicas se tenga que hacer bajo un estado de cohibición, pareciendo que los que cometemos la falta somos nosotros. Después ha apostillado que si esa irrespetuosidad y actitud pasotista (que a mí me ha enervado bastante) la tienen con esa edad, "imagínate cuando tengan tres o cuatro años más"...
Después de la "bronca" que les ha caído por mi parte a los chavales, éstos han seguido sin moverse un ápice.

Me he marchado del colegio bastante enfadada, y cuando me he metido en el coche he visto el periódico del día en el asiento del copiloto, he recordado una triste noticia que he leído por la mañana en el mismo diario:
"Agresión sexual en grupo a dos niñas en el autobús escolar.
Diez menores abusan de compañeras - El chófer no hizo nada ante los gritos de las chicas".


Desde luego que la supuesta actitud delictiva de los escolares de la noticia nada tiene que ver con la falta de respeto que he presenciado esta tarde, y que muchos podrían tachar de "gilipollez", aunque para mí no lo sea.
La permisividad de la sociedad en general con "esas cosas nimias y de chiquillos", como muchos dicen, es el caldo de cultivo para futuras acciones más graves y con carácter delictivo, y es una pena que haya adultos que hagan la vista gorda o no le den la suficiente importancia.

Lo curioso es que ésta noticia de agresión sexual a menores, se encuentra inmediatamente después de otra que El País titula "Sin leer ni escribir hasta los seis".
El artículo trata de analizar la situación de supuesta "presión a la que se ven sometidos los niños más pequeños de tres a cinco años a los que se les imparten materias estructuradas. Los expertos aseguran que ésta edad es muy temprana para empezar a recibir una educación formal y reclaman una enseñanza que les ayude a construir sus destrezas sociales, su lenguaje y su confianza a través de juegos, o simplemente hablando con los niños.
El afán de la presión social para mejorar el nivel educativo puede convertirse en algo contraproducente. Puede socavar la confianza de los niños y se corre el riesgo de dañar su aprendizaje".

Entre el sistema educativo que está impuesto en la actualidad, que según los expertos no es el más adecuado para que nuestros hijos aprendan de la manera y al tiempo que tienen que hacerlo, y la baja estima hacia los valores básicos y éticos por parte de muchos padres y de la gente en general... yo me pregunto si realmente no estaremos entre todos abocando a la sociedad en la que vivimos inmersos hacia un caótico futuro totalmente desalentador...

¿Es mejor no saber NADA?
Es lo que "dicen" Kaiser Chiefs en su "Never miss a beat", estupendo tema que uso para finalizar esta entrada.
Que cada uno haga su interpretación personal...




"Qué es lo que has aprendido hoy?
No he aprendido nada.
¿qué es lo que has hecho hoy?
No hice nada.
¿qué es lo que aprendiste en el colegio?
No fui.
¿por qué no fuiste al colegio?
No lo sé
es genial no saber nada..."

Aquí tenéis la canción subtitulada

Berni.
Jueves 29/10/09.



6 Responses
  1. Es el efecto de la "ventana rota" (http://www.malvarezonline.com/serendipity/index.php?/archives/97-El-crimen-y-la-ventana-rota..html).
    No siempre saltamos, pero hay quien dijo que para que los malos triunfen lo único que tienen que hacer los buenos es quedarse quietos.


  2. Ana Says:

    La verdad es que desgraciadamente tienes toda la razón. El respeto y la educación es la base de la enseñanza y si desde pequeños no lo maman hay una importante probabilidad de que cuando tengan más años se comporten de la misma forma inmadura.

    Un saludo ;)


  3. Berni Says:

    Interesante teoría la que nos cuenta maLvAReZ OnLinE en su blog.
    Yo diría que más que la generación una cierta apetencia por delinquir en un ambiente desordenado y sucio, lo que determinaría éste es una sensación de "nada importa" o "todo vale". Además es un hecho que los humanos aprendemos los comportamientos por imitación.
    Si eso (desorden y suciedad, incluyendo un punto de vista social) es lo que ves y percibes como normal desde la tierna infancia... ¿por qué plantearse que no se debe hacer?


  4. Berni Says:

    Yo creo que la delincuencia tiene un componente importante de inmadurez emocional, y social sobre todo. Y el no saber adaptarnos o acatar unas ciertas normas sociales es un problema de educación, sin duda alguna.
    La familia es punto clave, creo que en eso estamos todos de acuerdo.


  5. capitán garfio Says:

    Te doy la razón,Maño mío,hemos pasado de "las letras con sangre entran",a "haz lo que te de la gana".
    Los niños aprenden igual,matemáticas,lenguaje,ciencias,que comportamiento...y a veces se nos van de las manos.
    Por eso tenemos que tener cuidado,ahora que son pequeños y los podemos formar o modelar...


  6. Berni Says:

    Los límites, el NO, enseñarles a aceptar la frustración...