La primera vez que vi este anuncio confieso que me emocioné...
Estaba "reglosa", sufriendo el sopor postprandrial y el cansancio acumulado tras una semana de ininterrumpidos madrugones. Además había tenido un día de perros.... por lo que mi sensibilidad era, en aquel momento, algo extrema (bastante más de lo que habitualmente es).
Actualmente, y sin las condiciones que pudieron desencadenar dicho estado, sigo pensando en las cosas que el sabio protagonista dice, cada vez que veo el spot en televisión.
Verdades como templos, capaces de hacernos reflexionar un momento sobre los caminos de la vida, las experiencias vitales que son realmente importantes... la esencia de nuestro existir.
Los geniales publicistas, que en unos efímeros minutos de gloria demuestran su valía, a caballo entre la psicología y la manipulación humana, y consiguen que a algún moñas de lágrima fácil se le enturbie, momentáneamente eso sí, la mirada...
"La felicidad se encuentra, justamente, en la antesala de la felicidad", como diría un intelecto con patas, replicante o clon, según opiniones, no se aún de quien... :)
joer con coca-cola, también se me cayó la lágrima cuando lo vi la primera vez y eché la culpa de ello a que estaba floja o algo así. No sé cuánto tiempo dura pero me pareció extraño emocionarme con un anuncio. Más importante que qué contar, es cómo contarlo. Y mi hermana me dijo que le pasó lo mismo!
Güeno, me alegra el comprobar que no he sido la única moñas...
jajajajaja!
Es que, para qué negarlo, el anuncio es precioso...
Por cierto, esta palabra, PRECIOS@... cada vez que la empleo mi marido se descojona, dice que le suena un poco osea (poner tono fefo, a lo "te lo juro por snoopy")...
Será que haber vivido toda la vida en pleno centro (Cea Bermúdez) te deja huella, aunque tengas en el alma un deje macarra-obreril...