Hace unos meses tuve una alumna, un poco coñazo la tía, que pedía disculpas por todo.
Si se equivocaba al hacer el balance, si no se acordaba de calibrar los transductores de presión, si sacaba una gasometría y manchaba la cama, si, si... perdón, perdón...uy perdona, perdón...
Hubo varios días que, al estar yo de noches, tuvo que "adoptarla" otra compañera...
Esta, en el cambio de turno, me dijo jocosamente:
- Joer, Esther, ¿cuándo vuelves a la mañana? Es que tengo a tu alumna... se pasa el día pidiendo perdón.... y no la aguanto, es una cansina.
- Mira que eres... pobrecilla, déjala, es buena chica y está aprendiendo...


La experiencia de la vida y de este mundo cruel nos enseña que "stop apologising for the things you´ve never done"...
Que a mí, además, no me gusta nada ser cansina...
Soy incapaz de ser rencosora, y menos con aquellos a quienes amo, aunque estos no me hayan querido.
Eso sólo lo saben los que me conocen un poco...